Amanda Poliester

1- ¿Dónde escribís?

Qué escribo determina dónde escribo.
-Si escribo un texto que requiere culete en la silla (nouvelle, novela, respuestas a cuestionarios respecto de qué y dónde escribo, etc.), puede ser que lo haga: a) en mi dormitorio; b) en el comedor; c) en la cocina. De los tres, elijo foto de la tercera, porque: a) es inapropiado que todo el mundo conozca el dormitorio de Amanda Poliester, excepto que lo fuera a través de la revista Caras, que no es el caso. Aunque podrían habilitar una sección dedicada a eso: vgr.: Marcelo Cutró nos abre la puerta de su mansión en Santa Isabel; Osvaldo Aguirre nos lleva a recorrer su Campo Albornoz; Verónica Laurino nos presenta a su paisajista del Infierno; Oscar Taborda inaugura su parrillero al aire libre. Y otros.
También incide si hay alguien en mi dormitorio, en tal caso me voy a la cocina, que es luminosa y sólo se escuchan aves, hasta las once en que la vieja de abajo empieza a llamar a gritos a su sobrina Jimena para tirar cosas, tarea que dura un par de horas, no tiran casi nada, se insultan, pero para esa altura, yo ya terminé un par de paginitas.
A la noche en general lo hago en mi dormitorio, con música y martini o vino tinto. Eso si no fui capturada antes por el Candy Crush.
-Si escribo una imagen instantánea (idea, título, germen de malpuema, malpuema), lo hago en cuadernitos (los usados por mi hija en su vida escolar, los que me regalan mis amigos que los traen de viajes o se los proveen las editoriales, los que compro en ferias, los del Ombú, los de Erizo) o simples papeles sueltos (restos de papel de la imprenta judicial, todos los que pueda reutilizar dada mi obsesión por no desperdiciar papel de ningún tipo).
-Si escribo mil cosas, mensajes de texto, mails o mensajes por red social: en mi dormitorio o donde haya señal, depende el caso.

2- ¿Trabajás en computadora o a mano?

Notebook en el primer caso, a mano en el segundo, teléfono móvil prehistórico y notebook en el tercero.

3- ¿Escribís todos los días? ¿Tenés un horario fijo?

Ojalá escribiera todos los días, pero la respuesta es no. Horario fijo es la muerte de todo. No podría ni quisiera tenerlo.

4-¿Cuánto tiempo le dedicás?

Ni idea. No podría establecer un promedio.

5- ¿Algún ritual, costumbre o manía a la hora de sentarse a escribir?

Si es a la mañana tempranísimo, música y mate. Si es a la noche, música y martini.

6- ¿Cuándo das por terminado un texto? ¿Qué recorrido emprende ese texto?

Un texto termina cuando está impreso. Si no, nunca. Y si está impreso uno empieza a lamentar cosas. Igual no termina, lo retoma alguien que lee y le agregará cosas de su cosecha que no quedarán escritas, pero formarán parte. Espero.
En cuanto a qué recorrido tiene, umm… difícil saberlo. Algunos quedan en los cuadernitos, a otros los retomo. Pueden ir a mi blog, a una lectura en bar, o quedan en la notebook. De la notebook puede pasar a la red social. En poquísimos casos, a algún concurso. Me gustaría hacerme mis propios libros, y cada uno distinto de otros, para regalarle a mis amigos, pero no lo hago porque: a) no tengo tiempo para eso; b) me quedaría sin amigos. Para eso existe El Ombú Bonsai, donde no te cobran, te hacen sentir muy bien y están siempre contentos, como las vacas de la heladería de Pellegrini.

7- ¿Qué relación tenés con tu biblioteca?

Con mi biblioteca últimamente ni nos hablamos. Es anárquica e inconsulta, aunque no autolimpiante. Yo la ordeno con cierta lógica, y al tiempo los libros aparecen dispuestos de otra manera. Nunca pude juntar Fogwill con Uhart porque el viejo se emborracha y se propasa con la maestra. Simeoni dialoga con Mansfield y no se entienden. Franzen acusa a Alan Pauls de plagio. Y así todo.

8- ¿Qué libro te gustaría leer?

Al pie de la escalera, de Lorrie Moore. Le regalé, a ciegas, un ejemplar a una amiga. Le encantó. Me olvido de comprar uno y siempre tengo otros más a mano.

9- ¿Qué cinco libros no pueden faltar en tu biblioteca ideal?

Qué difícil. Alicia en el país de las maravillas (L. Carroll); Relatos reunidos (E. Uhart); Las correcciones (J. Franzen); El agua y los sueños (G. Bachelard); Notas en un diario (O. Aguirre).

10- ¿Cuáles son los autores/libros que te parecen más sobrevalorados y cuáles los menos valorados?

Sobrevalorados: Borges, Saramago, Luisa Delfino, Joyce. Menos valorados: Puig, Facundo Marull, Carroll, miles, en general, los que están fuera de canon.

11- ¿Qué relación tenés con la inspiración?

Con la inspiración me llevo bastante bien. Las musas vienen cuando quieren, como ocurre habitualmente con todo escritor sufriente. Se quedan un rato y se van. Nunca conseguí que me laven los platos, por ejemplo, que sería una función más útil que andar inventando gente que se la pasa nadando, teniendo amores sin tocarse un pelo o nunca sabiendo si algo termina o no.

12- ¿Cuándo una persona se convierte en un buen lector?

Hay una respuesta yahoo para esa pregunta, así que no puedo aportar nada interesante.

Bonus Track:
-Experiencias e impresiones de escribir estimulado por alguna sustancia o en un estado de conciencia alterado.


Bonus track: en materia de estados alterados, la mayor parte del tiempo estoy inmersa en ellos; de siete a trece, inexorablemente, en mi oficina judicial; ahí escribo borradores de resoluciones que dan asco en general, porque los abogados no son peyote ni mucho menos LSD. A la noche, martini y soledad son un cóctel delicioso para la escritura inútil, es decir, la más placentera. Mientras conduzco no escribo, porque necesito las dos manos y un cerebro, y el que tengo es más bien masculino en cuanto a su monofunción. Aclaro que puedo masticar chicle, máxime en semáforos en rojo.

¿Nos mostrás tu biblioteca y tu lugar de trabajo?




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