Leonardo Oyola

1-¿Dónde escribís?

Básicamente en donde tengo mi computadora. Pero también donde sea que me agarre las ganas de seguir laburando con el texto.

2- ¿Trabajás en computadora o a mano?

El 85% en la compu. Antes y durante anoto mucho en diferentes libretas y cuadernos. Cosas que escuché. Pruebo esquemas. Ciertas estructuras para el índice de capítulos. Me escribo preguntas que no pude responder en una primera instancia. Todo eso después lo evalúo y veo que me va a servir para lo que quiera contar y que no. Cuando uso algo lo tacho. Lo otro lo guardo porque uno nunca sabe: puede ser que alguna vez me sirva.

3- ¿Escribís todos los días? ¿Tenés un horario fijo?

Sí.  Aunque sea un post largo en el facebook. No lo hago a la ligera. Lo pienso bastante. A diferencia de los cuentos o las novelas, por ahí lo que posteo no tiene el tiempo de maceración que si tienen las otras publicaciones pero creo que la inmediatez es parte del lenguaje y de la velocidad de las redes sociales. Las ficciones generalmente las laburo de noche. Soy noctámbulo. Arranco cerca de la medianoche y cierro el word cuando amanece.

4-¿Cuánto tiempo le dedicás?

Todo el tiempo que sea necesario. Me dedico de lleno a escribir. Vivo de esto.

5- ¿Algún ritual, costumbre o manía a la hora de sentarse a escribir?

Me armo soundtracks. Y escucho esas canciones antes de sentarme a trabajar el texto. Me las bajo al celular. Me acompañan durante el día. Y a la noche, tarareándolas, abro el archivo y le doy duro al teclado.

6- ¿Cuándo das por terminado un texto? ¿Qué recorrido emprende ese texto?

Yo soy un autor muy afortunado. Tengo editorial para poder publicar. Los relatos que escribo generalmente me los encargan para antologías, diarios o revistas. Cuando sale, uno no tiene control a quien le puede llegar. Mis libros han sido generosos conmigo. Por eso yo trato de devolverles la misma moneda mientras los escribo y después acompañándolos.  

7- ¿Qué relación tenés con tu biblioteca? 

Quiero muchísimo a mis libros. Me he dado el lujo con algunas ediciones y tengo ejemplares que los he rastreado con intensidad hasta finalmente conseguirlos. Y así y todo, por una promesa que hice con mi santo, gran parte de mi biblioteca va a irse con mi hijo cuando él cumpla 18. Los títulos de colegas, que tengo la suerte de poder pedirles que me los dediquen, están firmados de puño y letra para Ramón. Quiero que mi hijo lea a los que son este momento. Y que sepa que cuando yo tuve la alegría de conocer a estos autores pensaba en él y en el momento en que se vaya a encontrar con estas historias.

8- ¿Qué libro te gustaría leer?

Los que tengo pendientes. Sobre todo los que me acaban de regalar para mi cumpleaños: “American gods”, de Neil Gaiman; “La plaga de los zombis y otras historias de muertos vivientes”; “Historias tremendas”, de Enrique Sánchez Abulí; “Jazz Maynart”, de Raule & Roger; “Metamaus”, de Art Spiegelman; y “Supergods”, de Grant Morrison.

9- ¿Qué cinco libros no pueden faltar en tu biblioteca ideal?

“Los Sorias”, de Alberto Laiseca; “Caza de conejos”, de Mario Levrero; “Los hombres topos quieren tus ojos” y otros relatos sangrientos de la era dorada del pulp; “Top Ten” de Alan Moore y “Mientras escribo”, de Stephen King.

10- ¿Cuáles son los autores/libros que te parecen más sobrevalorados y cuáles los menos valorados?

Como escritor no me parece piola hablar de la obra de otros colegas en esos términos. Porque considero que en mis lecturas también hay una fuerte carga de subjetividad. Ceñida a mis gustos personales y al momento en particular en el que leí a determinado autor o título. Hablo de lo que me pareció bueno. Soy entusiasta con lo que descubro para bien. Y si algo no estuvo a la altura de mis expectativas o simplemente no me gustó no hablo de esa obra. Porque esa es mi forma de mostrarle respeto a quien la escribió y a quién se jugó a publicar esa historia. Es más fácil categorizar así de atomizado que abanderar algo sin ser influenciado por la opinión del resto.

11- ¿Qué relación tenés con la inspiración?

De amantes. Cada vez que podemos coincidir, nos matamos. Tratamos de aprovechar y de gozar al máximo el encuentro. Una entrega total. Porque ambos sabemos que esto se da de forma esporádica y que escribir es más laburo que otra cosa.

12- ¿Cuándo una persona se convierte en un buen lector?

Obviamente eso no tiene que ver ni con la cantidad ni con la calidad de lo que lea. Sí, con el compromiso que se tiene con el libro que se está leyendo. No solo de llegar hasta el final de sus páginas. Sino también con poder interpelarnos con personajes e historia. Con nuestra propia realidad. Pasado y días de por medio. Incluso lo anhelado para un futuro.

Bonus Track: Experiencias e impresiones de escribir estimulado por alguna sustancia o en un estado de conciencia alterado.

Recién tengo una buena computadora y banda ancha en mi casa hace menos de dos años. Por una cuestión práctica ni un vaso con agua tengo cerca de la notebook. Le llego a volcar algo encima y me corto las pelotas. Le agradezco los servicios prestados a la vieja 4/86 con monitor blanco y negro. Pero no la extraño ni ahí. Uno cuando escribe tiene todas las antenas orientadas hacia el tema que está narrando. Entonces, con o sin alguna sustancia encima o una borrachera inmaculada, todo lo asociás o llevás a ese universo. Me parece que este tipo de estimulación es más idóneo para el dancin’.

¿Nos mostrás tu biblioteca y tu lugar de trabajo?








No hay comentarios:

Publicar un comentario