Mercedes Gómez De la Cruz

1-¿Dónde escribís? 
En una zona de la casa que es mi rincón, junto a una ventana, rodeada de mis libros y mis cosas. Aunque a veces escribo en cualquier parte. Cuando entro en época de escritura, escribo en mi mente, todo el tiempo, pero no es armando los textos. Sino de una manera implícita, es un estado de escritura.
2- ¿Trabajás en computadora o a mano?
A veces en computadora, a veces a mano. Depende de varios factores. Aquellas cosas que escribo a mano primero y que después pasan a la computadora generalmente las voy modificando, trabajando el texto mientras lo paso al word. Hay épocas en las que escribo directamente en la computadora, por ejemplo los poemas de 100 muñecas los escribí directamente en la máquina. En cambio a Soy fiestera lo escribí un poco a mano, un poco en la computadora. Los relatos en cambio los escribo directamente en la compu. De todos modos, todo lo que escribo ya sea en primera escritura a mano o no, una vez que está en la computadora permanece guardado un tiempo y lo voy releyendo y revisando. Después, en algún momento, lo imprimo y vuelvo a anotar a mano sobre esa versión y recién ahí pasa a tomar una forma más definitiva.
3- ¿Escribís todos los días? ¿Tenés un horario fijo?
No. No. Me gusta escribir a la mañana muy temprano o durante la siesta. En el verano por ahí escribo de noche.
4-¿Cuánto tiempo le dedicás?
Le dedico todo el tiempo que puedo. Estoy entrenándome en una nueva forma de disponibilidad de mi tiempo, ja!
5- ¿Algún ritual, costumbre o manía a la hora de sentarse a escribir?
Cuando me siento a escribir, es decir, a trabajar, necesito vestirme con ropa cómoda, tener cerca el diccionario de la RAE, el equipo de mate, los auriculares disponibles y la posibilidad de desparramar papeles. A veces trabajo en el piso anotando los originales ya impresos, depende de la etapa del proceso en la que esté.
6- ¿Cuándo das por terminado un texto? ¿Qué recorrido emprende ese texto?
En general doy por terminado un texto cuando me parece que puede sostenerse por sí mismo. Trabajo los poemas como un sí mismo que puede estar inmerso en un grupo, ya sea por afinidad de estilo o de temática o ambas. Hasta que el poema no encuentra un lugar no está terminado para mí, siempre vuelvo sobre él. Corrijo mucho, trato que el poema hable solo y también busco que dialogue con otros poemas o integre un coro. En los textos narrativos mi tarea es más errática todavía, no tengo tan en claro los procesos, estoy experimentando.
7- ¿Qué relación tenés con tu biblioteca?
De mucho afecto. Tengo la fortuna de haber recibido de regalo muchos libros de autores contemporáneos. De todos modos, trato de no aferrarme a los libros, aún cuando siento que son mi cobijo.
8- ¿Qué libro te gustaría leer?
El Quijote, siempre lo empiezo. Nunca lo termino.
9- ¿Qué cinco libros no pueden faltar en tu biblioteca ideal?
Un buen diccionario de castellano.
Versos libres, de José Martí.
Una enciclopedia de animales (con fotos).
Las lenguas indígenas de la Argentina, de Marisa Censabella.
Parir en libertad, de Raquel Schallman
10- ¿Cuáles son los autores/libros que te parecen más sobrevalorados y cuáles los menos valorados?
Me parece que establecer juicios de valor sobre la lectura que nuestro tiempo haga sobre uno u otro autor, no suma. Creo que lo mejor que podemos hacer es dejarnos encontrar por los autores y los libros y, especialmente, permitirnos que nos conmuevan y nos interpelen. Amar la época y dejar que el tiempo haga su tarea.
11- ¿Qué relación tenés con la inspiración?
Parafraseando a Picasso: me gusta que la inspiración me encuentre trabajando. O algo no tan así, es decir, si consideramos a la inspiración como algo instantáneo, casi siempre la dejo pasar. Ya no me enamora como a los veinte años. A veces viene, y le doy la chance de anotar algo de lo que me dice. Igual, jamás me quedo con eso solo. Si me interesa, me pongo a buscar. Estudio y leo mucho, es decir, trabajo para escribir. La mejor inspiración es la que se activa y fluye en la tarea, haciendo.
12- ¿Cuándo una persona se convierte en un buen lector?
No lo sé, tal vez cuando puede despojarse de los prejuicios a la hora de elegir algo para leer.
Bonus Track:
-Experiencias e impresiones de escribir estimulado por alguna sustancia o en un estado de conciencia alterado.

Creo que escribir es, en gran medida, un acto de alteración de la conciencia en sí mismo, te movés de la órbita. Si pienso en ello de esta manera podría decir que gran parte de lo que publiqué lo escribí en un estado de conciencia alterado. Ya sea por furor poético o inspiración, en Lo que huye, mi primer libro. Ya sea por ansiedad y preparación interna e inconsciente durante dos años, en el caso de 100 muñecas (además de la música con la que acompañé aquellas febriles sesiones de escritura). Ya sea por evocación mental y corporal mientras escribía Soy fiestera con los auriculares puestos y bailando frente al monitor. Evocación de todo lo que bailé a lo largo de mi vida y especialmente entre fines de 2003 y el 2005. (aclaro que sigo bailando) Jamás busqué la alteración de la conciencia como un método de escritura. Nunca usé drogas. Me alcanza, como dije, con la música, un rico matecito, o una copa de vino cuando escribo de noche. A veces también bailar y cantar entre poema y poema. Diría que para mí escribir es una experiencia vital.

¿Nos mostrás tu biblioteca y tu lugar de trabajo?







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