Ernesto Inouye

1-¿Dónde escribís? 

Escribo en una libreta que llevo casi siempre conmigo. La costumbre de la libreta la tengo, creo, desde que terminé la secundaria. Por ahí. Hubo muchos momentos en los que no tuve libreta. Pero ya acumulé varias. Pocas cosas de las que aparecen en las libretas están orientadas a la literatura. La mayoría son anotaciones muy breves, cosas que quiero buscar en internet, recordatorios de horarios, citas de libros, gastos de dinero y muchas ideas de proyectos que la grandísima mayoría de las veces no se concretan. Hace unos meses se me ocurrió la idea de hacer un cirquito ambulante, los números que habría, cómo sería la minúscula carpita que habría que construir, la iluminación, música acústica sin amplificación, los amigos que llamaría para sumarse al cirquito, etc. ¡Ojalá alguna vez se concrete!

2- ¿Trabajás en computadora o a mano?

En las dos cosas. Igualmente no sé si escribir es para mí un trabajo. Al trabajo lo relaciono con una tarea remunerada. Y, desde que publicamos con unos amigos unos libritos que se llamaban ESO (hace como diez años) con la escritura debo llevar en total un balance neto de ganancias que no supera los $5.000 (y me parece que estoy siendo generoso). Si dividimos eso por la cantidad de años nos da $500 anuales. Eso lo dividimos por la cantidad de meses que tiene un año y nos da un sueldo mensual de (acá uso la calculadora): $41,66 (periódico). ¡Así que calculen cuánto cobro por hora como escritor!

3- ¿Escribís todos los días? ¿Tenés un horario fijo?

Antes de hacer la primer anotación del día en mi libreta pongo la fecha. Escribo casi todos los días. Un ejemplo de un día:

16/8/14:
¿Cuánto hace que existen las baterías?
Sergio Acero.
Acercarme al planetario.
Orígenes del petróleo.
Buscar editorial Satori.

Por supuesto que para escribir esas cosas no tengo horario fijo sino que son anotaciones arbitrarias que surgen en cualquier momento.  Alguna vez que proyecté escribir un libro me puse todos los días. No sé si con horario fijo, pero sí todos los días, por lo general a la noche.

4-¿Cuánto tiempo le dedicás?

Creo que el tiempo es una variable muy relativa y que, también, la relaciono con los trabajos remunerados. Tantas horas por tanto dinero. Esa relación salarial es risible en mi labor como escritor. La escritura la relaciono más con estados de ánimo no cuantificables. Quiero decir, por ahí en una hora puedo escribir algo más largo y de mejor calidad que otro momento en el que me la puedo pasar una semana pensando en un párrafo que resulta horrible. A lo mejor son necesarios los bloqueos, pero también puede ser que no lo sean. A lo mejor los bloqueos son verdaderos síntomas de que se está errando el camino. Que a lo mejor no sea el momento para escribir. Cada vez confío más en esa intuición. Otra cosa que siempre trato de recordar es que podría no estar escribiendo y la cuestión no sería tan diferente. Pero, si me dan ganas de escribir, me gusta.

5- ¿Algún ritual, costumbre o manía a la hora de sentarse a escribir?

Es una buena pregunta y me la hago ahora mismo y me doy cuenta que cuando escribo en la compu (como ahora) escribo, escribo y de pronto me detengo y (ahí viene la manía) me rasco la cabeza, me toco la cara, la pera, los labios, con los dedos pulgar e índice de la mano izquierda. Lo hago ahora y recuerdo que lo hago siempre. También cambio de posición en la silla. A veces me siento derecho, otra vez sobre uno de los pies, otras veces erguido, otras veces encorvado. A veces me paro y camino por la habitación y murmuro cosas y me miro en el reflejo de la ventana. El otro día estaba estudiando en la mesa murmurando y haciendo gestos con las manos y vi que la vecina del edificio de enfrente me estaba mirando. Me dio vergüenza, pero seguí haciendo gestos como si nada, para que no vaya a pensar que me daba vergüenza.

6- ¿Cuándo das por terminado un texto? ¿Qué recorrido emprende ese texto?

Creo que las cosas que escribo y pretendo terminar y mostrar sufren el mismo recorrido: unos primeros momentos nebulosos en los que siento que hay una idea o algo que tengo ganas de escribir, después unos momentos de exaltación y producción acelerada y pensar todo el tiempo en eso, después un afianzamiento y fortalecimiento, después una etapa crítica de pensar que es una porquería y ahí empieza el proceso de perfeccionamiento que resulta primero satisfactorio y se va volviendo cada vez más desagradable. Cuando ya no aguanto más las correcciones y mis pensamientos están viciados, hago unos esfuerzos para cerrarlo con las energías que me quedan y después lo abandono. Es un proceso bastante choto, pero poco a poco voy aprendiendo. Lo que estoy aprendiendo es que, como decía en la pregunta 4, no tengo por qué estar escribiendo eso si no me gusta hacerlo.

7- ¿Qué relación tenés con tu biblioteca?

Pocas veces releo un libro. Pero sin embargo fui acumulando algunos. Tengo libros que me gustan mucho, pero la verdad es que no los tengo muy en cuenta. Hace varios meses que por una mudanza mis libros están en cajas. Y ahí están. Por ahí me piden uno prestado o se me ocurre hojear alguno y tengo que buscarlo entre las cajas. Sé igualmente que su presencia física hace que por ahí me tope con alguno de ellos y recuerde lo bueno que es ese libro. Es lindo toparse con los objetos que te rodean y recordar cosas. Suelo eliminar cosas, hacer limpiezas, pero también aprendí un poco a guardar cosas en cajones para que aparezcan años más tarde.

8- ¿Qué libro te gustaría leer?

Ahora estoy leyendo Breve historia de la Argentina de José Luis Romero que me parece buenísimo. Otro que tengo ahí y lo hojeo es Payasadas de Kurt Vonnegut. Me gusta lo que estoy leyendo y me tiene contento, por lo que ahora no pienso en los libros para más adelante.

9- ¿Qué cinco libros no pueden faltar en tu biblioteca ideal?

A la pregunta debería ponérsela en relación al tamaño de la biblioteca. Porque si la biblioteca es gigantesca, creo que no me preocuparía que falte uno u otro libro. No siento que haya algún libro tan necesario habiendo otros. Si la biblioteca es chica la cosa es distinta. Me gustaría que sean libros con mucho contenido como El Quijote o La Biblia o que sean cinco libros que no leí pero de los que me gustan. Le pediría a algún amigo que me conozca bien que me elija esos cinco libros. Seguro no le erra y los disfrutaría.

10- ¿Cuáles son los autores/libros que te parecen más sobrevalorados y cuáles los menos valorados?

Hay tantos libros buenos que los libros malos lamentablemente son muy poco valorados. Por lo general la literatura que circula es de un nivel buenísimo. Esa abundancia de talento a veces se pierde de vista por la falta de perspectiva respecto a los libros malos. Este último tiempo estuve leyendo por un trabajo una serie de libros, podríamos decir, mediocres (es muy duro decir eso, pero tengo que decirlo para poder seguir diciendo lo que estoy diciendo). La lectura de esos libros me permitió ver no sólo lo geniales que pueden ser otros escritores, sino también que pude comparar mi escritura con una nueva vara (mucho más real) y me di cuenta que esos libros mediocres eran mejores que las cosas que escribo yo. Esos escritores mediocres en algún momento fueron verdaderas figuras de la literatura que luego fueron vapuleadas por la crítica y cayeron en el más profundo olvido. En ese sentido me parece muy bueno leer escritores malos o desconocidos. Leyendo cosas malas se tiene una verdadera perspectiva de lo que es el arte de la escritura. En ese sentido los escritores malos son muy poco valorados y la crítica suele ser destructiva y categórica con ellos, como si esos libros los hiriesen por lo malos que son o fuesen indignos de sus intelectos. Por culpa de ese tipo de críticas categóricas y destructivas los escritores considerados malos no se leen en la proporción justa que les corresponde a su talento.

 11- ¿Qué relación tenés con la inspiración?

Una relación muy complicada. De a poco creo que voy entendiéndola. Me parece que hay que mantener siempre una distancia con la inspiración. Eso es sano. Cuando uno está pendiente de ella y quiere abrazarla, estrujarla, sorberle hasta sus últimos suspiros e, inclusive, esperar más de ella, es cuando se pudre todo. Creo que el mejor estado es el de estar inspirado y no hacer uso de esa inspiración, no sacarle provecho. Eso se acerca mucho a la plenitud.

 12- ¿Cuándo una persona se convierte en un buen lector?

Me gusta cuando un libro me sorprende, cuando no puedo creer lo que estoy leyendo. Sé que eso depende más de mí que del libro. En esos momentos me siento un buen lector. Supongo que alguien se convierte en buen lector cuando lee algo porque realmente tiene ganas de leerlo. Y a la gente que lee mucho a veces le puede resultar un poco confuso qué es lo que tiene ganas de leer. Se confunde con preconceptos que uno mismo tiene de lo que le gusta. Un buen lector sería el que logra ver a través de esos preconceptos y vuelve a vislumbrar lo que siente de verdad.

Bonus Track:
 -Experiencias e impresiones de escribir estimulado por alguna sustancia o en un estado de conciencia alterado. 

Hay un libro que me gusta mucho que se llama Las puertas de la percepción de Aldous Huxley y combina justamente esas dos cosas: sustancias alteradoras de la percepción y escritura. Pero la escritura fue posterior a la experiencia, no durante. No me parece una buena combinación en simultáneo las sustancias alteradoras de las percepciones y la escritura. Me parece que la escritura o cualquier tipo de pensamiento respecto a la escritura, en ese sentido, puede ser cortamambo.


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