1-¿Dónde escribís?
Vivo en un dos ambientes y escribía tanto en
el living comedor como en la pieza, hasta que me robaron la portátil y me vi
condenado a escribir solo en la pieza, donde está el mamotreto Desktop: todas
esas fotos son de una civilización avanzada extinta, de la que quedan solo
restos (Se aceptan donaciones)
2- ¿Trabajás en computadora o a mano?
Hago
anotaciones y planes y esquemas a lapicera, pero escribo todo en la
computadora, en Word, Times New Roman cuerpo 10 (una vez un escritor muy agresivo
me dijo que era la letra que usaban los pelotudos que querían ser escritores).
3- ¿Escribís todos los días? ¿Tenés un horario
fijo?
No escribo todos los días, sería ideal pero no
lo consigo. El horario en que me siento más productivo es la madrugada, pero a
veces escribo a la mañana y a veces a la tarde, así que no, no tengo horario
fijo.
4-¿Cuánto tiempo le dedicás?
No sé cuánto tiempo le dedico a escribir, a
veces son horas y horas seguidas y a veces paso semanas sin hacerlo, aunque eso
nunca puede superar el mes porque tengo (al margen de las otras cosas que
escribo para los diarios) una columna fija (algo más parecido a un cuento que a
una columna) que sale todos los últimos jueves de cada mes.
5- ¿Algún ritual, costumbre o manía a la hora
de sentarse a escribir?
Elegir la música, el mate, tener alrededor los
libros que estoy leyendo y, a veces, cuando la cafetera está libre de hongos,
preparar café negro.
6- ¿Cuándo das por terminado un texto? ¿Qué
recorrido emprende ese texto?
Es más interesante el recorrido previo:
primero se lo doy a leer a mi novia, Gabriela; después se lo paso a otros
lectores amigos, como Carlos Schilling, un amigo (Marcos Vidable) y (recientemente) a Luciano Lamberti
(a veces también lo castigo a Silvio Mattoni y a Eloísa Oliva; a veces a mi
suegra). Tengo tanta inseguridad sobre el resultado de lo que voy haciendo como
seguridad con respecto al valor de lo
que escriben los demás, algo que (creo) es un fenómeno normal.
El texto está terminado cuando ese inestable
consejo aprueba una versión y yo mismo estoy contento con él (aunque más exacto
sería decir que está terminado cuando está publicado).
7- ¿Qué relación tenés con tu biblioteca?
Mi biblioteca está conformada por lo que fue
quedando de varias mudanzas, y actualmente me suelen acompañar pocos libros
escogidos, siempre contaminados por el flujo de la novedad editorial. Releo
mucho, me gusta sentir que los libros están a mano, me gusta tener libros sin
leer al alcance de la mano.
8- ¿Qué libro te gustaría leer?
Tengo una lista de libros empezados que me
gustaría terminar: Herzog, La vida instrucciones de uso (cometí el
error de devolverlo), El rodaballo, La educación sentimental, y recién
compré 2666, que planeo leer este
mismo verano.
9- ¿Qué cinco libros no pueden faltar en tu
biblioteca ideal?
Cinco es muy poco y he evitado las
consideraciones prácticas, pero ahí van:
La Opera Flotante, Obras completas de Borges (si hay que
elegir uno elijo el tomo I porque están El
Aleph y Ficciones, pero me queda
afuera Otras inquisiciones), Rojo y
Negro, La vida breve y Los amores difíciles. Creo.
10- ¿Cuáles son los autores/libros que te
parecen más sobrevalorados y cuáles los menos valorados?
El libro más sobrevalorado que he leído es La conjura de los necios. No recuerdo
un caso tan flagrante, aunque el caso Pynchon no está cerrado (disfruté La subasta del lote 49, el libro que
menos le gusta al mismo Pynchon, pero me costó muchísimo leer El arcoíris de Gravedad, Mason & Dixon, incluso Vicio Propio). Además, últimamente
llegué a la conclusión de que Kurt Vonnegut está sobrevalorado (aunque también,
despertando con la dosis suficiente de malhumor, podríamos decir que la
literatura en general está sobrevalorada, me parece).
Un libro infravalorado: La opera Flotante, de John Barth, que es lo más grande que hay.
11- ¿Qué relación tenés con la inspiración?
Es raro. Me han pasado cosas que se pueden
transformar en relatos, y supongo que la inspiración para mí ha estado en vivir
en una especie de estado de incertidumbre. Después, cuando me siento a
escribir, hay una cuestión fuerte relacionada con el trabajo, los planes
(independientemente de la cantidad de horas: cuando me siento trabajo mucho)
pero supongo que el azar que se filtra entre los filamentos de esa malla
racional podría llamarse inspiración, algo que agradezco cuando una frase está
inusualmente bien escrita o algo se vuelve gracioso por encima de mis
expectativas (obviamente es una idea que leí en Saer, en otro sentido).
12- ¿Cuándo una persona se convierte en un
buen lector?
Una persona se vuelve un buen lector en primer
lugar cuando pasa mucho tiempo leyendo, pero además: cuando es capaz de abandonarse
a lo que le parece bueno por encima de las agendas editoriales y los consensos
y las obligaciones del presente, cuando es capaz de incertidumbre, de aceptar
la erosión de sus certezas, cuando no
pretende volverse un sacerdote de su necesidad de figurar.
Me acuerdo del momento en que Borges habla de
Everything and nothing con un entrevistador y le pregunta si cuando Dios le
dice "Mi Shakespeare" se percibe la emoción. Bueno, también hay que
aceptar esas zonas de patetismo para ser un buen lector, y nos está costando,
somos todos demasiado vivos.
Bonus Track:
-Experiencias e impresiones de escribir estimulado
por alguna sustancia o en un estado de conciencia alterado.
Nunca escribí nada sin estar sobrio,
muchachos, lo lamento.
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