1-¿Dónde
escribís?
Casi en cualquier lado, generalmente en casa,
en la mesa de la cocina, en la computadora; pero tengo el anotador del teléfono
lleno de intentos de poemas que cada tanto voy pasando a la computadora,
también tengo un cuaderno con intentos de relatos o cuentos escritos a mano que
siguen en el cuaderno y todavía nunca pasé a la computadora. Hace un tiempo me
gustaba salir al patio a escribir y se me complicaba con la computadora (la
tecnología y la naturaleza no se llevan del todo bien, y la pantalla refleja el
sol), desempolvé la máquina de escribir, la usé un mes y me di cuenta de que
era igual de complicado salir al patio con una máquina de escribir... así que,
cuaderno y birome en mano, a veces escribo ahí...
2-
¿Trabajás en computadora o a mano?
Las dos cosas, pero casi siempre en
computadora.
3-
¿Escribís todos los días? ¿Tenés un horario fijo?
No, hay períodos en los que sí intento
escribir todos los días, y hay otros períodos en los que escribo muchísimo
menos, lo que sí trato y hago todos los días es leer, me organizo el tiempo
para poder dedicarle mucho a la lectura y la mayoría de las veces me deja poco
espacio para escribir. Tuve distintas experiencias, por ejemplo intenté
organizarme y establecer un día, como si uno fuera a la facultad, para
escribir. Me dije que escribiría los jueves a la tarde... me funcionó tres o
cuatro jueves y no más. Me pasa también que muchas veces voy pensando las cosas
antes de ponerme a escribir, entonces, después de llevarlo en la cabeza (me
acuerdo de un cuento que tuve en la cabeza durante meses dándole vueltas sin
encontrar la forma en que lo podría o quería escribir), trato de organizar mi
vida para hacerme el espacio necesario para el acto material de escribir, así
por ejemplo fue lo de los jueves a la tarde, claro que funcionó hasta agotar
esa idea, ese cuento, y después, el jueves siguiente estaba frente a la
computadora tecleando pavadas y nada más. Me pasa que trato de tomarlo con
mucho placer y entonces no puedo obligarme, como si fuera mi propio jefe, a
escribir, y así trato de que las cosas fluyan un poco, y sí, claro que sigo
pendiente y le presto la debida atención, porque en un tiempo en el que hay
tantas posibilidades para entretenerse, entonces es necesario hacerse el espacio,
tener la voluntad y hacer el esfuerzo para crearse ese espacio necesario para
hacer lo que uno disfruta, y a mí me pasa que escribir es como el reverso de la
lectura, es como un apuntalamiento, escribir para mí constituye también un modo
de leer, y entonces le dedico todo el tiempo que puedo a esa actividad de leer
y escribir.
4-¿Cuánto
tiempo le dedicás?
Todo el que se pueda, todo el que la lectura
le permita.
5-
¿Algún ritual, costumbre o manía a la hora de sentarse a escribir?
No, si estoy en la mesa de la cocina de casa,
generalmente si es de día tengo mate, té o café y si es de noche cerveza,
fernet o whisky, tendría que probar al revés... La mayor cantidad de las veces
también me acompañan los cigarrillos, pero no es necesario, es lo mismo que hago
si me siento a ver una película o si estoy en la computadora subiendo fotos a
Internet.
6-
¿Cuándo das por terminado un texto? ¿Qué recorrido emprende ese texto?
Generalmente doy por terminado el texto cuando
se termina la idea. Muchas veces estoy unos días reescribiendo un poema hasta
que queda como me gusta o hasta que me doy cuenta de que no puedo hacerlo
quedar como me hubiera gustado. Lo mismo me pasa con las demás cosas que
escribo. Cuando lo doy por terminado lo dejo a un lado en una carpeta en la computadora,
me lo envío por mail por las dudas o lo dejo en el cuaderno... Muchas veces,
cuando pude encontrar alguna forma que me gustó para que fuera con una idea,
traté después de contar otra idea con la misma forma y nunca tuve suerte,
siempre tuve que abandonar lo que iba escribiendo porque lo que quedaba era una
especie de mamarracho... Así que cuando esas dos cosas, idea y forma, más o
menos congenian y se agotan, entonces lo doy por terminado por primera vez.
Después lo retomo si hay alguna posibilidad de compartirlo, si aparece algún
concurso o una posibilidad de lectura. Me pasó por ejemplo con el concurso de
Río Ancho que para mí fue un poco como meterme en el cuartito del fondo en el
que están las cosas medias rotas, medias olvidadas pero que no se tiran
nunca... ahí fui seleccionando lo que me parecía que, con algún trabajo, podría
dejarme más o menos conforme. Ya esa posibilidad de presentarlo en el concurso
inició todo un proceso de escritura y reescritura, un “para” que es necesario y
estimulante también a la hora de escribir, ese poder compartir lo que uno
escribe, sea al presentarlo en el concurso o incluso antes cuando los amigos te
ayudan y leen lo que tenés pensado presentar... ese compartir que en definitiva
es también propio de la escritura, o su contracara: alguien que lea, y por ahí
se puede compartir leyendo, en un taller, en un concurso, en un bar, con un
amigo, etc.
7-
¿Qué relación tenés con tu biblioteca?
Una relación de pasado, presente y futuro. Ahí
está casi todo lo que leí, trato de conseguirme casi todo lo que puedo de lo
que leí. Así generalmente libros que me prestan, si me gustan, después me los
compro, o libros que leí en otros formatos, en el teléfono, en el diario por
entregas, en pdf porque no los conseguía, entonces cuando puedo me los compro.
Tengo una lista de libros que ya leí y quiero comprar, y tengo otra de libros
que me gustaría leer y quiero tener. Me gusta que los libros sean míos porque
hace mucho tiempo dejé de tratarlos como algo sagrado que no se toca, antes ni
lo subrayaba y ahora los anoto, los escribo, los subrayo, le pongo cosas a los
márgenes, esa es mi manera de leer y pienso que los libros son míos y está
bueno que uno pueda hacer eso con un libro en lugar de pensar que los libros no
hay que marcarlos... sentirlos como propios, qué sé yo, a mí me gusta volver
después de un tiempo al libro y ver las cosas que fui anotando o resaltando...
claro que esto no deja muy contentos a los que les presto los libros... Después
está la relación de presente porque ahí también está lo que voy leyendo y
también una parte importante la ocupan las cosas que quiero leer... una pila
inabarcable pero que la tengo más o menos controlada, quiero creer.
8-
¿Qué libro te gustaría leer?
Cualquiera de esa pila, hoy te diría que Los
libros de la guerra de Fogwill, Ambulancia de Julia Enriquez, Empalme de
Britos, Canadá de Ford, terminar El arco y la lira de Paz, Spinoza de Deleuze,
terminar y empezar de nuevo los desasosiegos de Pessoa...
9- ¿Qué
cinco libros no pueden faltar en tu biblioteca ideal?
Mi biblioteca ideal es la parte de futuro que
decía antes, los libros que no pueden faltar son los que quiero leer, Pastoral
americana de Philip Roth, por ejemplo, que me regaló un amigo. Me dolería más
que falten los que estoy leyendo o quiero leer que los que ya leí... De todos
modos, cuando uno piensa en los libros que más lo marcaron, por lo menos en mi
caso, tiene mucho que ver con el momento en el que encontré y leí esos libros,
por ahí si al mismo libro lo hubiese leídos 5 años antes o después entonces ya
no significarían lo mismo y hasta puede que no me significaran nada.
10-
¿Cuáles son los autores/libros que te parecen más sobrevalorados y cuáles los
menos valorados?
Los más sobrevalorados me parecen los libros
que forman pirámides en las entradas de las librerías, creo que están bien, que
la lectura tiene que entretener, pero digo, ya hay tanto únicamente entretenido
escrito que para qué seguir poniendo de moda libros que únicamente entretienen,
que son puro entretenimiento, justo además en una época en la que sobreabundan
cosas para entretenerse... Uno lee uno de los libros pirámides, después otro,
después otro, pero cuanto mucho al décimo libro pirámide eso ya no puede
entretenerte más y tenés que pasar a otra cosa. Si ya se formaron mucho más de
10 pirámides con libros... entonces para qué seguir insistiendo... Creo que el
tema está en saber a qué sobrevaloración nos referimos, ¿sobrevalorados por
quién?, esto que digo es mi apreciación de lo que valora el público lector y la
industria en cuanto a ventas... conozco a mucha gente que no valora esos libros
pirámides. Lo mismo podría decirse de la no valoración de la poesía cuando esa
apreciación es muy diferente si uno va al Festival de Poesía y nota cómo se la
valora ahí, y la enorme cantidad de gente que participa, es como si algunas
veces la relación industria – calidad fueran lo más despareja posible, aunque
sin embargo, hay que aclararlo, no siempre es así, creo que muchas veces
coinciden, aunque mucha gente empieza a pensar en términos de “si es comercial
no es de calidad” y eso tampoco es así, pienso en Bolaño, por ejemplo, que en
cierto punto le pasa lo mismo que a Cortázar, cuando al estar en ese lugar que
ocupan (a veces la industria intenta convertirlos en mitos), entonces algunos
hacen todo lo posible por desacreditarlos y creo que ya no se puede medir a la
literatura con ese parámetro... Y me parece que de a poco está cambiando esa
importancia de la industria en la valoración y cada vez empieza a cobrar más
importancia la valoración de los lectores, de las personas que estamos en esa,
y la industria te acerca los libros, te hace conocer autores, pero creo que
Internet también le está haciendo cada vez más sombra. De todos modos creo que
la relación particular en Argentina sobre lo valorado y no valorado puede darse
perfectamente en la misma relación Buenos Aires – Interior, Argentina en
general valora lo escrito en Buenos Aires y no lo que se escribe en el
interior, hasta que un escritor “del interior” gana un premio importante y
entonces... es como pasó con el Papa, viste, que es argentino y entonces pienso
que a lo mejor algún escritor del interior tendría que ganar el Rómulo Gallegos
o el Cervantes y así quizás logren que en el país vayamos todos un poco más a
misa...
11- ¿Qué
relación tenés con la inspiración?
Y, mirá, creo que con respirar nomás no
alcanza, por lo menos a mí lo que me sirve es ese estado de abrirse y hacer
posible que fluyan las ideas, imaginar, buscar las formas, hacerles espacio...
pero no por efecto de algo que venga de afuera, sino por permitirlo en
cualquier momento. No es que uno esté frente al papel esperando un rayo de
inspiración, pero sí creo que hay que estar lo suficientemente dispuesto para
permitir que surjan las ideas, o lo que uno piensa escribir... creo que la
inspiración es más una actitud que una revelación.
12-
¿Cuándo una persona se convierte en un buen lector?
Cuando sabe qué leer, cuando leyó mucho,
cuando lo disfruta, cuando relaciona lo que lee, cuando empieza a leer poesía, cuando
escribe, cuando no puede dejar de leer...
Bonus Track:
-Experiencias
e impresiones de escribir estimulado por alguna sustancia o en un estado de
conciencia alterado.
Ninguna, cuando estoy en algún estado así lo
que menos se me da es por escribir, ni siquiera puedo leer, a lo mejor sí puede
ser que se me ocurra algo que me parezca una genialidad para escribirlo al día
siguiente y probablemente al día siguiente me dé cuenta de que no era ninguna
genialidad, o quizás dispare alguna idea, pero nada más... se puede escribir
después sobre lo que pasó en ese momento, sobre lo que se experimentó, se puede
recordar ese momento... pero ponerse a escribir ahí para mí no tiene sentido,
si ya escribir te altera un poco los sentidos, lo otro vendría a transformarlo,
por lo menos en mi caso, en cualquier cosa...
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