Laura Wittner

1-¿Dónde escribís? 

Si estoy en mi casa, en un cuarto que llamo “mi escritorio”, donde trabajo. O en la cama, en la mesa, en la cocina. O donde me agarre. Con frecuencia me agarra en bares.

2- ¿Trabajás en computadora o a mano?

Para escribir poesía, las dos cosas. A veces empiezo en mi cuaderno-diario: las primeras sugerencias y versiones de poemas suelen estar ahí. Después, para empezar de verdad a estructurar el poema, necesito pasar a la computadora.

3- ¿Escribís todos los días? ¿Tenés un horario fijo?

a) Ni remotamente. b) Ni remotísimamente.

4-¿Cuánto tiempo le dedicás?

El que en ese momento sienta que necesite, si lo tengo. La mayoría de las veces no lo tengo. Uso tiempitos que recorto de otros tiempos. El día que de verdad tengo tiempo y silencio, lo más probable es que no tenga qué escribir.

5- ¿Algún ritual, costumbre o manía a la hora de sentarse a escribir?

Buena luz y café.

6- ¿Cuándo das por terminado un texto? ¿Qué recorrido emprende ese texto?

Lo doy por terminado cuando finalmente me parece que la cosa se armó, las piezas encajaron, lo que tenía intención de decir más o menos lo dije (a veces la intención cambia en el camino) y el resultado se puede cantar. El único recorrido que emprende ese texto es la prueba de la permanencia: que al día siguiente me siga gustando, y a los tres días, y al mes.

7- ¿Qué relación tenés con tu biblioteca?

De amor. Ahora que lo pienso, es como una biografía: sé bien cuáles fueron mis primeros libros, cuándo y dónde compré o conseguí cada uno: cada uno es una historia.
Antes, cuando era más ociosa y no había Internet, sacaba libros a cada rato, miraba, consultaba, buscaba una nota vieja, consultaba un año de edición. Ahora no es tan así, pero seguimos siendo ella y yo. Me fastidio cuando mis hijos usan los estantes para apoyar (eternamente) papelitos, juguetitos, partecitas. En cuanto al padre de dichos hijos, hace casi doce años que convivimos y nunca hemos mezclado bibliotecas (sí yuxtapuesto). Creo que es bastante decir.

8- ¿Qué libro te gustaría leer?

Anatomía de la melancolía, de Robert Burton. Siempre estoy posponiendo su lectura porque quiero el libro en inglés y no lo consigo. Tengo el pdf pero no puedo leer de la pantalla. Quiero el libro. Creo que lo que secretamente me frena es el temor a que, después de tanto anhelarlo, no me guste.

9- ¿Qué cinco libros no pueden faltar en tu biblioteca ideal?

No soy capaz de responder este tipo de preguntas. Me arrepentiré de todo lo que omita. Pero así sin pensar me salen Proust, Clarice Lispector, Amos Oz, Montale, Lydia Davis.

10- ¿Cuáles son los autores/libros que te parecen más sobrevalorados y cuáles los menos valorados?

Ah, no sé, no tengo una lista mental. Sí me pasa, alguna vez, que leo algo porque lo oigo mencionar todo el tiempo y me digo: ¿y esto era? Se me ocurren Murakami o Baricco. Aunque lo cierto es que sólo leí una novela de cada uno.

11- ¿Qué relación tenés con la inspiración?

Me es todo. Viene, me toma, escribo, me deja, creo que nunca más volverá.

12- ¿Cuándo una persona se convierte en un buen lector?

Cuando suelta las riendas de su mundo y se deja arrastrar hacia el mundo del texto. Pará: ¿qué es “buen lector”?

Bonus Track:
 -Experiencias e impresiones de escribir estimulado por alguna sustancia o en un estado de conciencia alterado. 

La única sustancia que me estimula a escribir es el café. Todas las otras sustancias que puedan alterarme la conciencia tal vez colaboren con imágenes o sensaciones que después pueda usar en la escritura. Como recuerdo. Pero en una instancia posterior. Sólo escribo en mis días más lúcidos y enérgicos. Lamentablemente, porque no son muchos.


¿Nos mostrás tu biblioteca y tu lugar de trabajo?



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