Beatriz Vignoli

1- ¿Dónde escribís?

Compuse mentalmente mi primer poema a los 11 años en un campamento de verano mientras miraba las estrellas desde una bolsa de dormir. No lo anoté y me lo olvidé. Hasta hace dos años tuve épocas de mensajes de texto en cualquier viaje más o menos largo en colectivo y de anotaciones a mano en cualquier bar. Coleccionaba libretas artesanales. Ahora escribo solamente en casa y en mi escritorio.

2- ¿Trabajás en computadora o a mano?

En computadora, más precisamente una PC. Uso archivos de texto y de Word. Suelo hacer primero un archivo de texto que luego copio y pego a Word.

3- ¿Escribís todos los días? ¿Tenés un horario fijo?

Lunes, martes y miércoles de 10 a 16:40.

4-¿Cuánto tiempo le dedicás?

Veinte horas por semana.

5- ¿Algún ritual, costumbre o manía a la hora de sentarse a escribir?

Tomar mate, cuidar que el gato no vuelque el termo, y explicarle al gato que se corra de ahí. No sé por qué pero a mis dos gatos les encanta echarse entre el teclado y la pantalla. La probabilidad de que lo hagan es directamente proporcional a la urgencia (interna o externa) del escrito. Esto, más que una manía mía, es una manía de ellos. No entienden de explicaciones, pero sin embargo ninguna mascota ha salido agredida ni lastimada.

6- ¿Cuándo das por terminado un texto? ¿Qué recorrido emprende ese texto?

Lo doy por terminado cuando me gusta cómo quedó, es decir, cuando al releerlo me satisface la forma que ha adquirido. Después lo publico.

7- ¿Qué relación tenés con tu biblioteca?

Muy buena: somos dos caos irisados perfectamente isomorfos, contiguos e intercomunicados, telepática y telekinéticamente, a través de la acumulación y de los años. Es decir que siempre encuentro lo que busco, aunque a veces se tome su tiempo o en general aparezca de inmediato pero de un modo completamente inexplicable.

8- ¿Qué libro te gustaría leer?

Mi novela DAF, que (salvo por una fan edition ilustrada de 7 ejemplares, con disco incluido, por Jorge Barquero y Sra.) sigue sin lograr llegar a ser libro.

9- ¿Qué cinco libros no pueden faltar en tu biblioteca ideal?

DAF; la poesía completa de Beatriz Vallejos, Hugo Padeletti y Edgar Bayley; la traducción de Una temporada en el infierno, de Arthur Rimbaud, por Raúl Gustavo Aguirre.

10- ¿Cuáles son los autores/libros que te parecen más sobrevalorados y cuáles los menos valorados?

¿Debo necesariamente responder a la primera pregunta? Ya tengo más enemigos de los que necesito. En cuanto a la segunda, creo que tenemos en Rosario excelentes narradores, que ya sea porque están encerrados en sus casas escribiendo o estudiando, o porque nadie soporta oírlos leer sus obras en voz alta ya que sus textos son extensos, o porque son muy generosos y están más ocupados en difundir el trabajo de los demás que el propio, o porque no son tan de buscar visibilizarse como los poetas, pasan desapercibidos. Hablo de gente como Petula (autor de El feto inalámbrico), Manuel Díaz (autor de Asperger), Nico Manzi (autor de Centrojás), Jorge Barquero (autor de La ley de la memoria), Pablo Bigliardi (autor de Determinación), Guillermo Bacchini (autor de El ducto), o Nico Doffo (autor de El Molino), por dar sólo los nombres que primero me vienen a la mente. Cuando releo la lista me doy cuenta de que casi todos estos tipos lo que tienen en común es que escriben no sólo con un gran conocimiento de diversas tradiciones literarias (realismo principalmente, pero también expresionismo, distopía, novela del lenguaje) sino sobre experiencias que puede tener cualquiera: andar por la calle, jugar al fútbol, resistir una institución adversa, sentarse en un bar, escuchar música. Sí, es una lista de tipos, de amigos míos y buena gente en general, pero esto no quiere decir que lea solamente a los amigos sino que la principal razón por la que mi amistad con escritores se hace duradera es porque me gusta mucho lo que escriben.

11- ¿Qué relación tenés con la inspiración?

Buena, amable y mucho más libre que con cualquier otra cosa o ser. Viene cuando quiere y siempre es bien recibida. Si se ausenta por un tiempo, no hay reproche alguno. Si un día no viene más, pienso agradecerle los servicios prestados y dedicarme a alguna otra actividad.

12- ¿Cuándo una persona se convierte en un buen lector?

No sé, ni sé en qué es mejor un buen lector que uno malo, aunque sí se me ocurren un par de ideas en relación con esto. Una, que para un buen lector sería posible leer de todo: rostros, por ejemplo. Otra, que tal vez no se trate de leer mucho sino de leer sin prejuicios, sin restringirse sólo a la literatura, o sólo a los bellos textos o las buenas historias, sino también para saber sobre la realidad. Tanto online como en papel, hay libros de política, de biología, de filosofía, de horticultura, de sociología, de historia, de psicología, hasta libros de cocina que dan placer y enseñan, no sólo a escribir.

Bonus Track:
-Experiencias e impresiones de escribir estimulado por alguna sustancia o en un estado de conciencia alterado.

Suelo escribir poemas líricos breves en estado de emoción violenta.
Por todo lo cual espero que se me disculpe.

¿Nos mostrás tu biblioteca y tu lugar de trabajo?

No.

En su defecto, va una frase del diario de Paul Cézanne (1900): “Somos un caos irisado”.

No hay comentarios:

Publicar un comentario