Lisandro González

1-¿Dónde escribís? 

Normalmente en el escritorio que tengo en el living, pero puedo llegar a escribir en cualquier lado.

2- ¿Trabajás en computadora o a mano?

En los últimos años más en computadora, pero no de manera exclusiva.

3- ¿Escribís todos los días? ¿Tenés un horario fijo?

No. Pero desde hace un tiempo me he convencido que la experiencia de disfrute del arte, y más específicamente la lectura (y sobre todo lógicamente la de poesía) son parte de la experiencia creativa. Entonces desde ese punto de vista (y más que nada para dejarme contento) podría decir que sí. En general a la noche uno encuentra más tiempo pero puedo escribir en cualquier horario.

4-¿Cuánto tiempo le dedicás?

Circunscribiendo (y ampliando en realidad) el proceso creativo a la escritura, corrección y a la lectura, podríamos establecer unos 45 minutos diarios para promediar (y como expresión de deseo también). Es poco, menos de lo que me gustaría, pero igual no me quejo.

5- ¿Algún ritual, costumbre o manía a la hora de sentarse a escribir?

Ninguno. Generalmente escucho música, pero también lo hago cuando trabajo y siempre que puedo.

6- ¿Cuándo das por terminado un texto? ¿Qué recorrido emprende ese texto?

Trato siempre de corregir e ir podando. En general los dejo descansar a los textos y luego los vuelvo a revisar. Intento ir agrupando en la medida de lo posible en series a los poemas.

7- ¿Qué relación tenés con tu biblioteca?

Por falta de espacio está un poco repartida. Hace un mes me vino a la cabeza el recuerdo de haber comprado hacía ya bastante tiempo el último libro que escribió antes de morir Enrique Molina, “El adiós”, el cual inexplicablemente me había quedado sin leer. Estuve varios días buscándolo (desde un jueves hasta un sábado en que apareció). Intento que los libros que no he leído estén en un mismo lugar juntos pero a veces me gana el caos, como con “El adiós”.

8- ¿Qué libro te gustaría leer?

Las obras completas de Raúl Gustavo Aguirre, que no han sido editadas. Una crónica sobre alguna final de Libertadores ganada por Newell´s (que no sea ficción). Y que se me diera por homologada la lectura de “En busca del tiempo perdido” con un sistema similar al de Matrix.

9- ¿Qué cinco libros no pueden faltar en tu biblioteca ideal?

Si no hay limitaciones para obras completas, que sean las de Borges, Shakespeare y César Vallejo. La antología de poetas surrealistas que editó Aldo Pellegrini y la Biblia. Y si queda algún lugar, “La conjura de los necios” de John Kennedy Toole.

10- ¿Cuáles son los autores/libros que te parecen más sobrevalorados y cuáles los menos valorados?

Respecto a sobrevalorados podrían ser algunos de la generación del 90. Sin desconocerles los méritos y aclarando que hay voces diversas (y algunos muy buenos), me resulta un poca exagerada cierta entronización. De todas maneras esto tiene ver con mis gustos personales. Y si tuviera que rescatar autores podrían los poetas de la generación del 50, los invencionistas y surrealistas argentinos. Y a Hugo Diz en particular, que tiene una obra vasta y de enorme riqueza.

11- ¿Qué relación tenés con la inspiración?

Es un primer momento, un arranque. Pienso más en lo espontáneo que en lo inducido (igualmente he tenido que escribir poemas sobre temas ya establecidos). Pero luego viene el trabajo de los textos, tanto o más importante que ese comienzo.

12- ¿Cuándo una persona se convierte en un buen lector?

Seguramente puede haber algún elemento de talento natural. Pero creo que cuando el placer y la reflexión se encastran es un andamio firme para la buena lectura. Y no creo que esto de por sí me convierta a mí en un buen lector, pero siempre trato de llevar un libro encima para aprovechar sobre todo las esperas y colas que la burocracia y el trabajo me deparan.

Bonus Track:
 -Experiencias e impresiones de escribir estimulado por alguna sustancia o en un estado de conciencia alterado. 

Recuerdo que en la casa de Fabricio Simeoni con otros amigos hemos hecho cadáveres exquisitos luego de comer la pizza “Vesubio”, una variedad con panceta y huevo frito.

¿Nos mostrás tu biblioteca y tu lugar de trabajo?









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