Mariana Enriquez

1- ¿Trabajás en computadora o a mano?
Una mezcla: suelo empezar a mano, en cuaderno de espiral, y después, cuando paso lo escrito a la computadora, corrijo y me entusiasmo, entonces avanzo. Digamos que empiezo a mano y termino o continúo en la computadora.
2- ¿Escribís todos los días? ¿Tenés un horario fijo?
No. Trato de escribir por la mañana –no muy temprano, desde las 10-- y un rato a la noche, a mano, en un cuaderno. Los sábados suelo escribir todo el día. Pero no tengo horarios fijos, a veces encuentro horas libres y las aprovecho. Trabajo editando un suplemento cultural: no puedo tener una rutina. A veces escribo en los tiempos muertos del diario. Busco huecos todo el tiempo.
3-¿Cuánto tiempo le dedicás?
A veces una hora, a veces diez. No tengo una vida de escritora ordenada en ningún sentido.
4- ¿Algún ritual, costumbre o manía a la hora de sentarse a escribir?
No sé si es una manía, pero necesito tomar mucha agua y escuchar música; tuve una temporada de escribir aturdida, con música muy alto y auriculares puestos. Ahora estoy más en silencio y escucho música en intervalos, en pausas de la escritura.
5- ¿Cuándo das por terminado un texto? ¿Qué recorrido emprende ese texto?
Dejo asentarse un texto, después de escrito, unos cuantos días. Depende el tipo de texto, puede ser meses o apenas una semana. Lo vuelvo a leer, lo corrijo y ahí decido si vale la pena o tiene que ser descartado. No soy muy apegada a los textos y si fracasan, fracasan.
6- ¿Qué relación tenés con tu biblioteca? 
Tengo una relación de lectora. Releo mucho, subrayo, tengo libros a los que vuelvo. Mi biblioteca va mutando: alguna vez estuvo ordenada alfabéticamente, otra vez por géneros y nacionalidad de los autores, ahora es una mezcla más personal que incluye sección de vampiros, sección morbosa –con libros sobre crímenes e historias de cementerios y asilos de dementes o de ilustraciones anatòmicas-- y una parte entera dedicada Africa, que creció mucho cuando llegaron los libros de mi pareja, que se integraron. No consulto la biblioteca demasiado para escribir: ese proceso es anterior y continuo.
7- ¿Qué libro te gustaría leer?
House of Breath de William Goyen y El libro vacío de Josefina Vicens, están ambos esperando en mi mesa de luz a que tenga tiempo para ellos.
8- ¿Qué cinco libros no pueden faltar en tu biblioteca ideal?
Mientras agonizo, William Faulkner; Sandman, Neil Gaiman; Cumbres borrascosas, Emily Brönte; Cementerio de animales, Stephen King; Una temporada en el infierno, Rimbaud.
9- ¿Cuáles son los autores/libros que te parecen más sobrevalorados y cuáles los menos valorados?
Sobrevalorados: Thomas Pynchon, César Aira, Nabokov, Clarice Lispector, Menos valorados: Oswaldo Reynoso, Steve Ericksson, Iain Sinclair, Neil Gaiman, Elvira Orpheé.
10- ¿Qué relación tenés con la inspiración?
Existe; no siempre sirve. Pero es cierto que una idea puede agarrarte en la ducha, en el colectivo, y que esa idea puede ser buena y disparadora. Muchas veces apunté esas ideas en mi anotador y, cuando las desarrollé, funcionaron. Sí, el trabajo es lo fundamental y lo realmente bueno suele venir después de mucho ensayo y error y horas escribiendo, no tanto de un rapto luminoso. Pero negar que existen esos raptos luminosos me parece deprimente, me parece que acerca la literatura al puro mecanismo, y eso es mentira. O debería ser mentira. No entiendo a los escritores que nunca sintieron la inspiración. Entiendo que no hay que sobrevalorarla, pero es patético negarla y sobre todo hacerlo con desprecio. La literatura debe tener algo de la magia, de lo contrario, ¿para qué molestarse?
11- ¿Cuándo una persona se convierte en un buen lector?
No sé. Cuando no puede parar de leer, supongo. Cuando no puede salir de su casa sin un libro. No puedo hablar de “calidad”: se puede empezar por cualquier lado y llegar a libros enormes. De 50 sombras de Grey se puede llegar a Tess de Thomas Hardy o a DH Lawrence. De Crepúsculo se puede llegar a Stoker y Mary Shelley. Y las dos cosas, libros de entretenimiento y libros literarios, pueden coexistir en un mismo lector. No hay que ser policía. Yo estoy leyendo Cazadores de sombras, que es una saga muy trash, muy paco, para adolescentes, y la estoy pasando muy bien. También estoy releyendo 2666 de Bolaño.
Bonus Track: -Experiencias e impresiones de escribir estimulado por alguna sustancia o en un estado de conciencia alterado.
Escribí muchos años tomando cocaína o alcohol. La verdad, no conservo demasiadas impresiones, salvo un entusiasmo superior, cierta alegría, cierta sensación de poder y a lo mejor mayor cantidad de trabajo. Los resultados, en el día después del tóxico, bueno, digamos que desparejos. Prefiero en general estar sobria para escribir: se pierde mucho tiempo, se escribe mucha basura autoindulgente, se lima la autoestima después de varios desengaños. Y, sobre todo, es difìcil recordar lo que se escribió. Yo tengo mala memoria. Intoxicada soy casi amnésica. Para la escritura, eso es bastante venenoso.

¿Nos mostrás tu biblioteca y tu lugar de trabajo?



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