1- ¿Dónde
escribís?
Hace poco me mudé a
lo que en el pasado fue la casa de mis abuelos. Escribo donde mi abuela tenía
su sala de costura, su máquina de coser.
2- ¿Trabajás
en computadora o a mano?
A veces escribo
primero en cuadernos y después en la computadora. Otras, directamente en la
computadora.
3- ¿Escribís
todos los días? ¿Tenés un horario fijo?
Sí, escribo todos los
días. Pero no poesía, sino crítica literaria. Desde el 2011 soy becario
doctoral del CONICET y estoy escribiendo una tesis. Por esa razón, leo, escribo
y corrijo todos los días. Por lo general, le dedico la mañana a la escritura y
la tarde a la lectura. Cuando estoy escribiendo poesía, no tengo horarios ni días
fijos. Escribo cuando se me ocurre algo que me interesa, no tanto por lo que
dice, sino por la forma que puede llegar a tomar. Hace casi dos años enteros
que no escribo poesía porque no se me ocurre nada que me interese. Me siento un
poco como Rubén Darío en ese verso famoso: “Yo persigo una forma que no
encuentra mi estilo”. Pero él se angustia, persigue,
y por eso no encuentra “sino la palabra que huye”. Pobre Rubén. A mí no me sale
la persecución, no me funciona. Es lo que se dice a sí mismo Catulo, cuando lo
abandona Lesbia: “no persigas lo que huye”. Le hago caso. No persigo. En todo caso,
espero y mientras tanto me mantengo ocupado.
4- ¿Algún
ritual, costumbre o manía a la hora de sentarse a escribir?
Café.
5- ¿Cuándo
das por terminado un texto? ¿Qué recorrido emprende ese texto?
Me gusta algo que
dice Girri: que la forma es convicción interna. Doy por terminado un texto
cuando siento que tengo la convicción de una forma. Pero esa convicción no
representa ninguna fe ciega, ningún estado irreversible de la escritura.
Siempre puedo cambiar de opinión y retocar algo o, incluso, descartar un texto
entero. Una vez que está terminado, los recorridos pueden ser distintos. Por lo
general, la lectura en vivo suele ser una buena forma de poner a prueba un
texto. Después, la publicación.
6- ¿Qué
relación tenés con tu biblioteca?
La relación con la
biblioteca es la misma que mantengo con mi casa: una relación de orden que se
va desordenando y vuelve a ordenarse para irse otra vez desordenando.
7- ¿Qué
libro te gustaría leer?
Quiero leer El libro de los pasajes, de Benjamin.
8- ¿Qué
relación tenés con la inspiración?
Ninguna. Todo mal.
9- ¿Cuándo
una persona se convierte en un buen lector?
No sé. Para mí, un
buen lector es alguien que desarrolla, en el transcurso de sus experiencias de
lectura, una imaginación crítica.
Bonus
Track. Experiencias e impresiones de escribir estimulado por alguna sustancia o
en un estado de conciencia alterado.
No hay comentarios:
Publicar un comentario