Natalia Moret


1-¿Dónde escribís?


En mi casa de Buenos Aires, en el campo (vivo la mitad de la semana en cada lugar) o en mi estudio (donde doy mis talleres de escritura). Necesito estar sola, o al menos que no haya nadie más en la misma habitación que yo. Las fotos son de mi casa en Buenos Aires.

2- ¿Trabajás en computadora o a mano?

Computadora. Antes tomaba notas a mano en una libretita, ahora ni siquiera eso. Las anoto en el celular.

3- ¿Escribís todos los días? ¿Tenés un horario fijo?

Me encantaría, pero no siempre lo logro. No tengo horario fijo pero siempre es por la mañana.

4-¿Cuánto tiempo le dedicás?

Menos del que me gustaría.

5- ¿Algún ritual, costumbre o manía a la hora de sentarse a escribir?

Haber desayunado, prepararme un mate o un café, tener el escritorio limpio y que sea bien temprano.

6- ¿Cuándo das por terminado un texto? ¿Qué recorrido emprende ese texto?

Lo doy por terminado cuando siento que está bien o ya no sé qué hacer con él. Desde la primera escritura hasta la versión final generalmente pasa bastante tiempo. En algunas versiones tal vez cambio muy poco, y a veces en la siguiente corrección vuelvo para atrás en esos pocos cambios. Otras veces elimino páginas enteras, capítulos. Depende. Pero el recorrido es siempre arduo, a veces frustrante y tedioso. Lo único que me impulsa a seguir es el placer que me da pulir y trabajar algo hasta terminarlo, cerrarlo, lo mejor posible.

7- ¿Qué relación tenés con tu biblioteca?

Un matrimonio feliz, libre, basado en la confianza, sin celos ni asfixiantes pedidos de demostración de afecto.

8- ¿Qué libro te gustaría leer?

Todo el tiempo estoy anotando recomendaciones de libros nuevos y también tengo una lista de pendientes larguísima. No es una lista que esté escrita en algún lugar, es una sensación y una certeza. Incluso si a partir de hoy nadie escribiera una palabra nunca más, siempre habría otro libro para leer. Esa infinitud no me angustia. Al revés.

9- ¿Qué cinco libros no pueden faltar en tu biblioteca ideal?

Siendo el 2013 me permito esta respuesta: una Tablet con toda mi biblioteca y conexión a Internet para seguir bajándome todos los libros que quiera. Ylos otro cuatro, no sé, tal vez elegiría algunos a los que le tengo cariño. A ver… 1) Un libro de poemas que le compré a una poeta en la costa argentina hace un par de años y que es de otro planeta, desopilante; su lectura en grupo y en voz alta nos ha animado varias reuniones de amigos. 2) Un libro antiguo de “experimentos de física aplicada para hacer en su hogar” que compré en Tristán Narvaja, el mercado de las pulgas de Montevideo (incluye un experimento para hacerte invisible unos minutos). 3) Un “manual de cortejo y comportamiento en sociedad para caballeros y señoritas” que encontré en un baúl en la casa de mi abuela; no me acuerdo el año de publicación pero será de mediados del siglo XIX y no tiene desperdicio. 4) Una “enciclopedia de inventos inútiles”, ilustrada, que compré en un mercado en España. Más que inútiles, debiéramos decir “inventos que no tuvieron éxito comercial”. Por ejemplo, hay uno que es un poncho que se transforma en carpa, muy útil para los mochileros que viajan a la Patagonia en invierno.

10- ¿Cuáles son los autores/libros que te parecen más sobrevalorados y cuáles los menos valorados?

Creo que muchas veces se sobrevalora cierta literatura incomprensible, aburrida y fallida disfrazada de experimento, de originalidad y de alta cultura. Como dice Poe, la crítica muchas veces sobrevalora esa (mala) literatura, que exige del lector esfuerzos cerebrales que nunca exige la buena literatura, que es la clase de literatura que sólo apela al cerebro del lector como camino intermedio hacia su corazón y sus emociones.

11- ¿Qué relación tenés con la inspiración?

Una relación tóxica, muy histérica. Es triste saber que nunca vamos a poder armar algo que funcione a largo plazo.

12- ¿Cuándo una persona se convierte en un buen lector?

Cuando se anima a cerrar en la página veinte el libro que a él lo aburre y que tanto le gustó a todo el mundo.

Bonus Track:
 -Experiencias e impresiones de escribir estimulado por alguna sustancia o en un estado de conciencia alterado. 

Lo hice muy pocas veces, bajo el estímulo de distintas sustancias pero siempre con un elemento en común (que es lo que me llevó a consumir las sustancias): estado de conciencia alteradísimo. Ya sea por la furia, o por la desilusión total con el mundo tal cual lo conocemos, o la tristeza romántica, o la angustia existencial. En ninguno de los casos escribí nada bueno que pueda mostrarse; creo que el mejor estado para escribir (para trabajar) es el estado lúcido, despierto y tranquilo, sosegado. De aquellas experiencias alteradas el único material que rescato se compone de un par de cositas que fueron a parar a mi diario y que nunca jamás saldrán de allí.

¿Nos mostrás tu biblioteca y tu lugar de trabajo?







No hay comentarios:

Publicar un comentario