Pablo Bigliardi

1-¿Dónde escribís?

En todos los lados en que se presente la situación siempre y cuando no esté ocupado con otro trabajo. Llevo una libretita en el bolsillo para las urgencias. Luego todo muere en mi escritorio cuando lo paso a la computadora. El escritorio de mi casa (ubicado en lo que podría haber sido el garaje para guardar mi auto), sería en sí donde escribo y testigo central de casi toda mi obra. Los primeros tiempos fueron en un bar, el mismo de siempre durante años. Iba muy temprano hasta que abría mi negocio (peluquería). Luego me di cuenta de que el bar presentaba infinidades de distracciones (televisor, parroquianos gritones, amigos que fui haciendo) y no podía concentrarme. Dejé de ir cuando el dueño del bar, junto a otros parroquianos me nombraron “Alberto Migré”. Me veían ingresar y entre ellos cuchicheaban riéndose hasta que alguno me gritaba el sobrenombre.

2- ¿Trabajás en computadora o a mano?

De las dos formas, casi podría decir que cincuenta y cincuenta. Cuando tengo un proyecto o cuando sale la primera idea, la escribo a mano y enseguida la paso a la PC. A partir de ahí un ritual de impresiones, revisiones y anillados ocupa en forma total mi tiempo (o el que ocupo para este trabajo específico).
Durante toda la década del ochenta y hasta el noventa y siete, escribí en una Rémington chiquita que cabía en todos lados y se tapaba con una especie de caja que le daba una forma de maletín. Luego, una miserable tarjeta de crédito, la dejó en “orsai”.

3- ¿Escribís todos los días? ¿Tenés un horario fijo?

Si estoy con un proyecto escribo todos los días. El domingo es el día central en que paso todo lo escrito a la computadora. Habitualmente el proyecto es un block anillado que imprimí y que voy corrigiendo constantemente hasta pasarlo a la computadora y renovado, vuelvo a imprimirlo, anillarlo y a repetir esta acción la innumerable cantidad de veces que crea conveniente. La mayoría de estos escritos están guardados esperando sabrá Dios qué.
Si no tengo proyectos, escribo intermitentemente poemas, cuentos o ataco mi diario personal sin lástima.

4-¿Cuánto tiempo le dedicás?

El que tenga a disposición en medio de mi trabajo. Habitualmente lo hago de siete a nueve de la mañana, pero cuando estoy trabajando de lleno en una novela por ejemplo, dedico el mayor tiempo que pueda, porque esa novela va a estar ocupando mi cabeza el día completo. Entonces recurriré todas las veces que una idea superadora, reemplace a otra ya escrita o distintas formas que se me ocurran para abordar el manuscrito. De hecho suelo dejar un corte “plantado” para correr a escribir en mi libretita. Los distintos estados de ánimo que uno sufre en el trabajo pueden influenciar el estilo de la novela y podrán aparecer efectos inesperados que servirán para engrosar mejor una idea o completar una acción interesante en los personajes involucrados en la obra.

5- ¿Algún ritual, costumbre o manía a la hora de sentarse a escribir?

Creo que ninguno. Por ahí el mate al lado o un papel y lapicera también, porque cuando estás leyendo tu proyecto en la computadora, en el mismo momento suelen aparecer dos o tres ideas que servirán para completar algo y el papel será el salvador, el que llevará su alto porcentaje de anotaciones para engrosar la memoria de la computadora.

6- ¿Cuándo das por terminado un texto? ¿Qué recorrido emprende ese texto?

Generalmente el texto me puede y lo doy por terminado porque me cansó. Luego recurro a las ayudas correspondientes, por ejemplo Beatriz Vignoli ha sido muy generosa conmigo al respecto del tema y con ella he superado el problema de dar por terminado el texto. Generalmente con ella siempre han sido novelas. Pero antes, el recorrido del texto pasa por donde lo dije anteriormente, por miles de anillados, correcciones, impresiones, nuevamente anillado y correcciones y hasta manchas de comida, mate y vida en general que pasa por arriba del texto junto a las ideas que lo irán llenando.

7- ¿Qué relación tenés con tu biblioteca?

Es una relación visual. Por ejemplo siempre quise contar la cantidad de libros y me pierdo completamente en ese asunto matemático. La tengo detrás de mí cuando escribo y me siento seguro de poder recurrir casi nunca. También es el logro de haber querido tener “la biblioteca”, llena de libros que me llevará el resto de mi vida leerlos.
Luego de haberla llenado a través de los años con lo esencial que uno cree, tuve la suerte de recibir dos regalos importantes, uno fue la biblioteca completa de Susana Tealdi (cerca de 500 libros casi todos de literatura y periodismo) y el otro “casi” regalo fue un cliente al que visité para cortarle el cabello a su hijo recién nacido y en su casa me encontré con una impresionante y muy poblada biblioteca que me ofreció por trueque de servicios. Era de su madre que había tenido una librería y él no estaba interesado en tenerla. En menos de un año tuve su biblioteca casi completa (su mujer gastaba mucho por suerte).
Esto me llevó a armar una segunda biblioteca en mi peluquería y a aprender el desapego al libro para amarlo de otra forma: compartiéndolo. Entendí que las clientas que se los llevaban “prestados”, no los devolvían más. Entonces armé otra estrategia y dejé que se llevaran el libro, pero con la consigna de que no se durmiera en sus bibliotecas, si no que sigan prestándolo y que conquistara los caminos que debe recorrer un libro y no que muera de aburrimiento en mi biblioteca ni tampoco en la de nadie.

8- ¿Qué libro te gustaría leer?

Hay muchos que no leí, de hecho me sorprendo cuando nombran algún escritor archi-reconocido que me suena de algún lado pero que sin ninguna duda pude leer porque no lo tengo, no lo pude comprar, ni lo podré leer y no tengo tiempo para ninguna de las tres opciones.
Me gustaría leer alguno de Becket por ejemplo o nunca pude terminar el Ulises de Joyce o la Biblia.

9- ¿Qué cinco libros no pueden faltar en tu biblioteca ideal?

El príncipe idiota de Dostoievsky. Consideraciones acerca del pecado, el dolor, la esperanza y el camino verdadero, de Franz Kafka de la editorial Alfa argentina. El amor en los tiempos del cólera del Gabo. Historia universal de la infamia, del abuelo JLB. Don Quijote… y otros ochenta y pico más, creo.

10- ¿Cuáles son los autores/libros que te parecen más sobrevalorados y cuáles los menos valorados?

Sobre los sobrevalorados puedo opinar en opciones si se me permite y creo que no voy a ser lo suficientemente exacto, ni tampoco específico, ni claro:
Los premiados por ejemplo, esos que acceden a la gran editorial luego de que un jurado desechó mil quinientas novelas posiblemente muy buenas o demasiado malas y eligen al menos peor.
Otros premiados que son tipos muy famosos, cuando en las bases o las propagandas decían que el inédito tenía su oportunidad y uno ve escritores completamente consagrados llevándose tal premio del que participaron muchos perdiendo tiempo, dinero, hojas, anillados, correos, etc.
Los otros valorados pueden ser esos famosos por un par de años que suelen ser más un bluff que un verdadero arte escrito.
También veo escritores contemporáneos muy conocidos, muy sobrevalorados y que creo, todavía no han logrado su “gran” obra o creo que lo exijo desde mi lugar como lector o espero algo más de esos famosos y a lo mejor ya llegaron a su techo y ahí quedarán repitiéndose a lo largo de las entrevistas.
Los menos valorados son los autores del interior o somos en todo caso. Estoy muy de acuerdo con lo que dice Beatriz Vignoli al respecto de estas preguntas (y porque de paso soy mencionado en el asunto).

11- ¿Qué relación tenés con la inspiración?

No tengo ni idea de lo que es la inspiración. Creo que nunca me llegó. Creo que todo se debe a la gran concentración de una idea disparadora, que luego de llevarla al papel la podremos alimentar de otras ideas, miles quizás que puedan conformar un gran proyecto como puede ser una novela. Una cosa parecida a la inspiración para mí, es vivir la novela tal cual la voy escribiendo, vivirla en su velocidad de tal forma que puedo repetir frases de la obra frente a amigos o clientes, enamorarme de la novia del héroe, enojarme con su enemigo, ser un paisaje y ser verdaderamente esa novela hasta que se termine. Luego a otra cosa.

12- ¿Cuándo una persona se convierte en un buen lector?

Cuando ha obtenido el gusto verdadero por la lectura que será cuando transite el gran placer de disfrutarla. Si hay vino al lado, mejor y sino un buen mate.

Bonus Track:
-Experiencias e impresiones de escribir estimulado por alguna sustancia o en un estado de conciencia alterado.

Por culpa de mi inacabable curiosidad me gustaría probar alguna sustancia para comprobar muchas cosas que escuché. Pero nunca me animo y sin embargo quiero desarreglar los sentidos. De hecho he recibido algunos “regalos” que escondí o volví a regalar por no animarme a probar las alteraciones que quiero verificar y comprobar si es verdad lo que se dice. De todas formas, por la manera en que me miran muchos, creo que ya llevo desarreglado algo y a lo mejor no me hará falta nunca probar nada.

¿Nos mostrás tu biblioteca y tu lugar de trabajo?





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