Ernesto Mallo



1-¿Dónde escribís? 

En todas partes, a toda hora, aún cuando duermo. Tipeo en el living de mi casa que es mi escritorio.

2- ¿Trabajás en computadora o a mano?

Cuando veo mi manuscritura me da la sensación de que no pasaría un test grafológico y me internarían de inmediato. Escribo partes en imprenta, otras en cursiva y muchas letras ni yo mismo las entiendo. Si no existieran las computadoras, no sería escritor. Soy por naturaleza muy desordenado y disperso, todo me interesa. La computadora me ayuda a poner un poco de intelección en el caos de ideas que es mi cabeza. Me gusta más el término que usan en España: ordenador. Porque no uso el ordenador para hacer cómputos, que es medir o expresar una magnitud en unidades o medidas; lo uso para escribir, es decir para ordenar las palabras.
Eso sí, corregir es a mano. La pantalla miente.

3- ¿Escribís todos los días? ¿Tenés un horario fijo?

No tengo horario, método, ni sistema. Escribo cuando algo en mi interior no me deja hacer otra cosa. Yo llamo a esa situación: el patrón llama. Y el patrón puede llamar a cualquier hora del día o de la noche y yo no puedo sino obedecer. Por lo general,el mejor momento es la mañana.

4-¿Cuánto tiempo le dedicás?

Todo el tiempo que el patrón requiera. Mi record es 36 horas, con breves interrupciones para atender requerimientos de la fisiología.

5- ¿Algún ritual, costumbre o manía a la hora de sentarse a escribir?

Silencio, a veces música sin voces.

6- ¿Cuándo das por terminado un texto? ¿Qué recorrido emprende ese texto?

Mis textos los termina el lector, habría que preguntarle a él. De mi casa a la librería que imprime y encuaderna. De allí a algún café donde me siento a corregir. La escritura es privada, la corrección es pública. Pasar las correcciones. Enviar a mi círculo de lectores crueles para que la despedacen. Incorporar las observaciones que hicieron cuando me parecen pertinentes. Enviar a la editorial. Y que Dios lo ampare.

7- ¿Qué relación tenés con tu biblioteca?

Nos odiamos. Nunca me entrega lo que estoy buscando, lo hace aparecer cuando ya no lo necesito o cuando volví a comprar el mismo libro. Cuando intento acomodarla me produce un estado de alergia cercano a la muerte. Pero también nos necesitamos mutuamente. Mi biblioteca es muy puta.

8- ¿Qué libro te gustaría leer?

Siempre me propongo escribir el libro que me gustaría leer. 

9- ¿Qué cinco libros no pueden faltar en tu biblioteca ideal?

No me gustan las listas, siempre son abusivas o incompletas. Detesto los rankings y los top ten. Pero creo que nunca deben faltar Shakespeare, Borges, Beckett, Shulz y Calvino, que son cinco.

10- ¿Cuáles son los autores/libros que te parecen más sobrevalorados y cuáles los menos valorados?

Murakami y Bolaño son dos autores inflados por demás. A Bruno Shulz lo conocen muy pocos.

11- ¿Qué relación tenés con la inspiración?

La inspiración no existe. Lo que existe es el trabajo. Algunos días sale mejor, otros sale peor. Es más bien una  excusa cuando uno no tiene nada para decir. Como decía Picasso, cuando llegue la inspiración es mejor que te encuentre trabajando. O King: mucha gente espera que le venga la inspiración, el resto de nosotros tomamos asiento y nos ponemos a trabajar.

12- ¿Cuándo una persona se convierte en un buen lector?

Cuando sabe que las palabras que está leyendo expresan lo que él mismo piensa o siente. Cuando es capaz de sentir con una página la misma epifanía que sintió el autor al escribirla.

Bonus Track:
-Experiencias e impresiones de escribir estimulado por alguna sustancia o en un estado de conciencia alterado.


Fui un fumador empedernido durante cincuenta años. Lo dejé. No suelo trasnochar. No bebo alcohol. No consumo ninguna clase de droga y trato de limitar la ingesta de medicamentos a lo mínimo indispensable. De joven tuve experiencias con el porro, el LSD y la Mescalina. Nunca me sirvieron para escribir una sola línea mínimamente decente. Cierta vez que había fumado un porro de lo más potente, me puse a escribir. Mientras lo hacía estaba convencido de que era Shakespeare redivivo. Cuando volví a leerlo en estado de sobriedad comprendí que era una mierda. Dejé el porro. Las drogas arrastran el prestigio de cuando eran patrimonio de los poetas malditos y los artistas desesperados, pero hoy la consumen los empleados bancarios y los oficinistas. Mucha gente se cree muy rebelde porque consume drogas, pero las drogas son lo más reaccionario que hay, en lugar de modificar la realidad uno se esfuerza por modificar su percepción de la realidad. Lo real que podemos percibir es lo suficientemente extraordinario como para ponerle condimentos. Lo que sucede es que lo real que podemos percibir es muy fuerte y mucha gente necesita anestesiarse. Las drogas, el alcohol, la televisión, el consumo, la comida, el sexo, son anestésicos muy potentes. En cambio la escritura o el ejercicio de cualquier arte siempre tiene algo de liberador y algo de redentor.  



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