Orlando Van Bredam



1-¿Dónde escribís? 

Anoto ideas todo el tiempo en una agenda antigua que siempre llevo conmigo, pero escribo en mi biblioteca, sobre todo cuando se trata de un trabajo extenso como una novela o un relato largo.

2- ¿Trabajás en computadora o a mano?

Las poesías y las minificciones las escribo, casi siempre, a mano en esa agenda, o en mi vieja Olivetti, la que aparece en la foto y siempre está a mano. Si se trata de una novela, me siento más cómodo en mi notebook, sobre todo porque me permite corregir y alterar el orden de los capítulos con más facilidad.

3- ¿Escribís todos los días? ¿Tenés un horario fijo?

No, no escribo todos los días, ni tengo un horario fijo. Cuando estoy embarcado en una historia escribo todo el tiempo hasta agotarme, me vuelvo obsesivo y pierdo la noción del tiempo. Me gusta disfrutar de ese impulso, aunque después, me lleve mucho tiempo, incluso años, corregir ese texto.

4-¿Cuánto tiempo le dedicás?

El tiempo está dado por la necesidad casi fisiológica de escribir, cuando se agota este deseo pueden pasar horas, días y meses en que nada surge. No me preocupa, como el amor, la escritura, para mí, no es un trabajo, es un modo especial de estar en el mundo.

5- ¿Algún ritual, costumbre o manía a la hora de sentarse a escribir?

No fumo ni bebo, pero el mate amargo es un estimulante imprescindible.

6- ¿Cuándo das por terminado un texto? ¿Qué recorrido emprende ese texto?

Nunca, hasta que lo publico, doy por terminado un texto, siempre pienso que vendrán ideas mejores, que las primeras no son necesariamente las que estoy buscando. Una vez corregido, el texto debe esperar, no me impaciento en publicarlo aunque tenga esa oportunidad. Cuando dudo mucho de un texto nuevo lo envío a algún concurso para saber qué pasa, cómo es leído por otros. No suelo pedir consejo a los amigos. Si el texto no es legitimado por un concurso, no me desmoralizo, lo sigo trabajando, sobre todo me interesa mucho la apertura y el cierre de un relato, creo que ahí se juega el tono y el sentido, siempre difíciles de lograr.

7- ¿Qué relación tenés con tu biblioteca?

Es mi lugar de trabajo, la vista de otros libros me estimula. Leo todo el tiempo, puedo pasar meses sin escribir, pero ni un solo día sin leer.

8- ¿Qué libro te gustaría leer?

Acabo de traer de Rosario y espera su turno para ser leído (soy muy ordenado para leer) la novela “El evangelio según el hijo” de Norman Mailer. Me interesa el tema y me gusta la prosa de Mailer. Quiero cotejar este libro con “El evangelio según Jesucristo” de José Saramago, que me pareció descomunalmente bello.

9- ¿Qué cinco libros no pueden faltar en tu biblioteca ideal?

Cinco son muy pocos. Por eso voy a hacer trampas y voy a sugerir las Obras Completas de Jorge Luis Borges como un primer libro y agregaría “Las uvas de la ira” de John Steinbeck, “Espantapájaros” de Oliverio Girondo, “Final de partida” de Samuel Beckett y “El laberinto de la soledad” de Octavio Paz. Como ven, he elegido cinco libros pertenecientes a géneros literarios distintos.

10- ¿Cuáles son los autores/libros que te parecen más sobrevalorados y cuáles los menos valorados?

¿Quién valora  a quién? El mercado prefiere a los escritores como Coelho, como Stamateas, como Bucay porque venden más, pero jamás recomendaría yo a estos autores que son la contracara de la literatura. En el terreno de la ficción, los editores prefieren y sobrevaloran a los novelistas porque una novela tiene más lectores que un libro de cuentos o de poesías. La novela es el subgénero que consagró la burguesía en el siglo diecinueve y todavía disfruta de ese privilegio.

11- ¿Qué relación tenés con la inspiración?

La inspiración para mí es todo. No voy a repetir aquello de que “si llega la inspiración que me encuentre trabajando”. En mi caso no funciona, la inspiración es una epifanía absolutamente necesaria, sin ella no voy a ningún lugar.

12- ¿Cuándo una persona se convierte en un buen lector?

Cuando subraya lo que lee, cuando coincide o disiente con un texto, cuando necesita detener la lectura para pensar lo que el texto le dice, cuando lo goza como a un cuerpo amado.

BonusTrack:
 -Experiencias e impresiones de escribir estimulado por alguna sustancia o en un estado de conciencia alterado. 


Hace muchos años, cuando tenía veintidós años, después de compartir una pizza y el peor vino con un amigo poeta, en un estado deplorable, escribí de un impulso al regresar a  mi casa paterna, un poema surrealista que todavía me gusta y que encabeza mi libro “Los cielos diferentes” (1983).  Una experiencia que no volví a repetir por temor al vino  y a los lectores de poesía.






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