1-¿Dónde
escribís?
En
casa, en la lancha que me lleva a la escuela pero sobre todo en la cabeza,
cuando algo se va gestando, comienza a dar vueltas y vueltas y no para hasta que
busco un papel.
2-
¿Trabajás en computadora o a mano?
Ambas
cosas. Me gustan los cuadernos lisos, las lapiceras que permiten que la tinta
se deslice, los lápices negros con punta finita, las lapiceras de colores. A
veces necesito hacer dibujos en los márgenes o apuntar alguna cosa que estoy
leyendo. Rituales. En
la computadora también los tengo. Adoro los blogs. Tengo más de cuarenta con
diferentes proyectos de escritura sin terminar, los uso offline a modo de
borrador, ahí van a parar las reescrituras, comentarios, imágenes, todo lo que pueda nutrir ese proyecto.
3-
¿Escribís todos los días? ¿Tenés un horario fijo?
No.
Creo que primero me habitan los poemas largo tiempo hasta que un día me siento
y los escribo de un tirón. Luego a corregir. Tengo tiempos lentos. Cada uno de
mis libros me ha llevado entre 3 y 5 años.
4-¿Cuánto
tiempo le dedicás?
Hace
casi dos años renuncié a vivir en la ciudad, el ritmo de vida, las relaciones
interpersonales tan mediatizadas por las redes, todo eso me quemó la cabeza.
Entonces
la poesía vino a rescatarme.
Soñé
con la casa de mi abuelo abandonada en el delta, tomada por las abejas, tragada
por el río Estudiante. El sueño era recurrente y tuve que ir a ver qué pasaba.
Era la poesía la que llamaba.
Comencé
a escribir Nautilus. La escritura deseante se fue haciendo realidad.
Ahora
vivo en una casa al lado del río que construí con mis propias manos, en ese
sentido: martillar, pintar. Ir a trabajar en una lancha escolar también forma
parte de lo que mi amigo Mochi Leite declara sabiamente como “vivir en estado de
poesía”.
5-
¿Algún ritual, costumbre o manía a la hora de sentarse a escribir?
Mi
ritual semanal es tomar clases con Alberto Muñoz. Él ejerce el raro arte de la
maestría. Recibo cada lunes ese combustible divino y luego sigo trabajando en
casa o en los viajes.
6-
¿Cuándo das por terminado un texto? ¿Qué recorrido emprende ese texto?
Intento
darlo por terminado cuando toma forma de libro. Luego, la presentación es una
fiesta entre los queridos; gente que ha visto crecer ese proyecto.
Cada libro hace su propio camino. Estuario
(Ediciones en Danza 2008), un libro
dedicado a mi madre, por ejemplo, necesitó ser presentado en Olavarría, donde
ella nació y eso restañó muchas heridas. Con Las sanadoras (Ed. En Danza 2012)
pasó algo muy hermoso, la poeta Mariela Lupi se lo dio a conocer a un grupo de
mujeres de Balsa Las Perlas en Río Negro y ellas montaron una puesta a partir
de los personajes.
7-
¿Qué relación tenés con tu biblioteca?
Es
una biblioteca que ha tenido muchas mudanzas. Aprendí a soltar muchos textos.
Siempre tuve la necesidad de compartir lo que leía con otros. A los 15 años me
compré un libro de Enrique Molina (Hotel Pájaro, una antología muy económica
del CEAL) y fue tal el impacto que compré 22 ejemplares y lo repartí entre las
personas que TENÍAN que leerlo. Cuando un libro es entrañable para mí le pido a
mi compañero que me lo dedique así no paso por la tentación de convidárselo a
alguien.
8-
¿Qué libro te gustaría leer?
Me
gustaría ver publicada (y leer claro) la obra completa de Juan Carlos Bustriazo
Ortiz silenciada por intereses mezquinos.
9- ¿Qué
cinco libros no pueden faltar en tu biblioteca ideal?
Los
que me acompañan desde siempre; Olga Orozco, John Berger, Las Mil y Una Noches,
Rilke y Pablo de Rokha.
10-
¿Cuáles son los autores/libros que te parecen más sobrevalorados y cuáles los
menos valorados?
Mmm…no
sé si estoy al tanto del canon. Padezco, eso sí, la decadencia del canon
escolar, las desastrosas antologías de poesía de los manuales en donde se
repiten hasta el hartazgo los mismos poemas de Neruda, Benedetti, Guillén y
cuando se les acaba esa listita van hacia las letras de canciones como Bachata
rosa (¿???!!!) de Juan Luis Guerra (les juro que lo vi con mis propios ojos)
Poner
en valor…muchos…Carlos Urquía, Juan José Ceselli, Federica Rosenfeld, Ariadna
Chaves, son los que me surgen en este momento.
11- ¿Qué
relación tenés con la inspiración?
Creo
en ella y siempre estoy dispuesta a recibirla. Hay un hermoso dicho nórdico que
dice que cuando los pescadores no pueden hacerse a la mar remiendan sus redes,
mientras la espero, eso hago leer leerleer, escribir escribirescribir, remendar
redes.
12-
¿Cuándo una persona se convierte en un buen lector?
Cuando
se aparta de los prejuicios y va por su propio rumbo, cuando toma el riesgo de
leer algo desconocido, cuando esa lectura le abre mundos.
Bonus Track:
-Experiencias
e impresiones de escribir estimulado por alguna sustancia o en un estado de
conciencia alterado.
Y no…lo más parecido es escribir semidormida,
me pasa muchas veces, despertar en medio de la noche con un dictado que
proviene del sueño.
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