1-¿Dónde
escribís?
El lugar de la
escritura es la cueva, así llamo a una habitación que está arriba, en casa, a
la que entro sólo yo; aquí tengo la computadora, parte de la biblioteca, parte
de la música y ventana al jardín. Es como un observatorio (para afuera y para
adentro, con vistas espectaculares del cielo, de la mente y del corazón) y
también un laboratorio (con extrañas alquimias entre los materiales de acopio
permanente). Este es el lugar de reposo y procesamiento de escritura; también
escribo en libretitas, cuadernos, hojas sueltas, volantes de publicidad, etc., cuando viene algo en cualquier lugar. De esa escritura itinerante trabajada
después en la cueva puede surgir algo interesante, o puede dormir en carpetas o
morir en el cesto.
2- ¿Trabajás en
computadora o a mano?
Primero siempre a mano
y por lo general con lápiz, en hojas lisas y con varias versiones del mismo
texto. Después de esa primera etapa, cuando queda una versión que se salva, la
paso a la computadora para la corrección final.
3- ¿Escribís todos los
días? ¿Tenés un horario fijo?
No, no escribo todos
los días, salvo esos registros espontáneos, itinerantes, pero la escritura en
la cueva es cuando dispongo de más tiempo, algunos días a la tarde y sobre todo
a la noche, mi hora preferida y más lúcida de lectura y escritura.
4-¿Cuánto tiempo le
dedicás?
Ampliando lo que dije
antes, no puedo medir el tiempo dedicado porque me siento conectada en todo
momento con la necesidad de poner por escrito algo que me está rondando. El
tiempo de la 'bajada' de escritura es siempre menor al que esa misma escritura
ocupó en mí antes, desde que se generó alguna idea, una frase, una sensación
hasta que encontró la forma para salir a la superficie. Entonces podría hablar
de una dedicación full time con varias horas semanales de 'edición'.
5- ¿Algún ritual,
costumbre o manía a la hora de sentarse a escribir?
Siempre mate, si es de
tarde, o té, si es de noche; música cuando estoy compaginando material,
ordenando papeles, haciendo transcripciones; silencio cuando estoy elaborando,
corrigiendo; después leer los textos varias veces en voz alta para ver cómo
suenan, si se sostienen.
6- ¿Cuándo das por
terminado un texto? ¿Qué recorrido emprende ese texto?
Es difícil decidir
cuándo termina un texto, creo que el cansancio da esa respuesta, cuando ya no se
encuentra otra vuelta que darle o, en raras ocasiones, porque uno queda
conforme con lo que encontró. Sobre el recorrido ya hablé un poco: el texto
pasa por varias versiones, por mutaciones, en las cuales a veces queda sólo la
idea original o algunas imágenes, una especie de trabajo de jardinería con
podas severas y despejamiento de malezas que con suerte dan brotes. Aunque a
veces la voluntad no logra lo que el tiempo: hay textos que necesitan descansar
(¡años!) y de repente se resuelven en un día. Confío en ese tiempo de 'leudado'.
7- ¿Qué relación tenés
con tu biblioteca?
De intimidad, de
diálogo permanente… es mi referencia, parte de mi identidad. Los libros que han
ido llegando y los que se han ido, han acompañado cada etapa de mi vida, las
búsquedas, las incertidumbres. Recuerdo cada mueble que albergó los volúmenes,
desde la biblioteca infantil, de la adolescencia, después los libros de
docencia y carpetas de apuntes, ahora cada vez más especializada en poesía,
filosofía, ensayos. Están en casi toda la casa, en el comedor, la cocina, la
biblioteca, la cueva, el baño…
8- ¿Qué libro te
gustaría leer?
El Ulises de Joyce, lo
empecé varias veces y no pude seguir.
9- ¿Qué cinco
libros no pueden faltar en tu biblioteca ideal?
En realidad son muchos
más pero la lista empezaría así: La Obra Completa de Juan L. Ortiz, La Poesía
Completa de Joaquín Giannuzzi, la Poesía de William Carlos Williams, Poesías
Completas de Macedonio Fernández, Rayuela de Cortázar…
10- ¿Cuáles son los
autores/libros que te parecen más sobrevalorados y cuáles los menos valorados?
No podría mencionar
autores o títulos pero sí tal vez algunas razones por las cuales eso sucede.
Hay modas, estereotipos, tendencias que se sobrevaloran desde los medios (por
ej. El bestsellerismo y las listas de recomendaciones en ficción y no ficción),
hay adhesiones a determinados autores que aparecen y desaparecen. La crítica
orienta, sí, pero es ínfima la parte de lo publicado que tiene esa posibilidad,
la de llegar a un comentario y tener cierta visibilidad. Sucedió también por
ej. con la poesía de los ’90: se sobrevaloraron muchos libros que no
tuvieron un aporte incisivo sino que sólo repitieron algunos hallazgos de los
pocos autores notables de esa estética. Por lo general son visibles los autores
que tienen acceso al mundillo literario centralizado en las capitales o grandes
ciudades. Sin embargo en el interior del país hay excelentes autores anónimos,
escritores que producen en silencio, fuera del circuito literario y cuya obra
quizá no llegue a trascender.
11- ¿Qué relación
tenés con la inspiración?
Buena, trato de ser
amable, receptiva, para que me visite...Cuando se da es lo mejor que te puede
pasar, escribir un texto inspirado, en el que uno está presente con lo mejor,
no sólo con el oficio o la voluntad. Creo que se puede mejorar la disposición
para recibir inspiración, 'ajustar la sintonía de la señal', estar concentrado,
por ej., a veces es dejarse llevar por una sensación mínima a un estado como de
ensoñación creativa, pero claro, eso no garantiza nada. De todos modos me
parece que la imagen de una 'antena' es bastante cercana para describir lo que
sucede con ese estado de captación o de receptividad que nos atraviesa.
12- ¿Cuándo una
persona se convierte en un buen lector?
Cuando lee de todo,
sin reparos, sin condicionarse por la crítica o el canon, guiado sólo por la
intuición, la curiosidad o el deseo. También lo es el lector que cuestiona la
obra, la interpela, se involucra, la hace propia. Para eso hace falta
entrenamiento, gimnasia de lectura, leer mucho, hacer abdominales, o sea pasar
por esos ejercicios que no nos gustan pero nos ponen en forma para seguir la
práctica, lograr mejores resultados, disfrutar más libros y autores diversos.
Bonus Track:
-Experiencias e
impresiones de escribir estimulado por alguna sustancia o en un estado de conciencia
alterado.
No he tenido la
experiencia ni me entusiasma probarla, de hecho cuando bebo no escribo, ni
canto. Sí me ha pasado estar en lugares que han influido de manera estimulante
para escribir, principalmente el mar. Recuerdo una temporada en Brasil, día y
noche en la playa en la que escribí mucho y me sorprendí con la métrica que
salía en los textos y el corte de versos muy distinto a lo que venía
escribiendo.
También cuando canto
en un recital y en casi todos los ensayos, son momentos de éxtasis, en los
cuales las palabras dentro de la música despiertan en mí un estado de
exaltación, de sensibilidad extrema, como alcanzar una fuente de la que puedo
beber sin fin.
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