1-¿Dónde escribís?
En todas partes, a toda hora, aún cuando
duermo. Tipeo en el living de mi casa que es mi escritorio.
2- ¿Trabajás en computadora o a mano?
Cuando veo mi manuscritura me da la sensación
de que no pasaría un test grafológico y me internarían de inmediato. Escribo
partes en imprenta, otras en cursiva y muchas letras ni yo mismo las entiendo.
Si no existieran las computadoras, no sería escritor. Soy por naturaleza muy
desordenado y disperso, todo me interesa. La computadora me ayuda a poner un
poco de intelección en el caos de ideas que es mi cabeza. Me gusta más el
término que usan en España: ordenador. Porque no uso el ordenador para hacer
cómputos, que es medir o expresar una magnitud en unidades o
medidas; lo uso para escribir, es decir para ordenar las palabras.
Eso sí, corregir es a mano. La pantalla
miente.
3- ¿Escribís todos los días? ¿Tenés un horario fijo?
No tengo horario, método, ni sistema. Escribo cuando algo en mi interior no me deja hacer otra cosa. Yo llamo a esa situación: el patrón llama. Y el patrón puede llamar a cualquier hora del día o de la noche y yo no puedo sino obedecer. Por lo general,el mejor momento es la mañana.
4-¿Cuánto tiempo le dedicás?
Todo el tiempo que el patrón requiera. Mi record
es 36 horas, con breves interrupciones para atender requerimientos de la
fisiología.
5- ¿Algún ritual, costumbre o manía a la hora de sentarse a escribir?
Silencio, a veces música sin voces.
6- ¿Cuándo das por terminado un texto? ¿Qué
recorrido emprende ese texto?
Mis textos los termina el lector, habría que
preguntarle a él. De mi casa a la librería que imprime y encuaderna. De allí a
algún café donde me siento a corregir. La escritura es privada, la corrección
es pública. Pasar las correcciones. Enviar a mi círculo de lectores crueles para
que la despedacen. Incorporar las observaciones que hicieron cuando me parecen
pertinentes. Enviar a la editorial. Y que Dios lo ampare.
7- ¿Qué relación tenés con tu biblioteca?
Nos odiamos. Nunca me entrega lo que estoy
buscando, lo hace aparecer cuando ya no lo necesito o cuando volví a comprar el
mismo libro. Cuando intento acomodarla me produce un estado de alergia cercano
a la muerte. Pero también nos necesitamos mutuamente. Mi biblioteca es muy
puta.
8- ¿Qué libro te gustaría leer?
Siempre me propongo escribir el libro que me
gustaría leer.
9- ¿Qué cinco libros no pueden faltar en tu biblioteca ideal?
No me gustan las listas, siempre son abusivas
o incompletas. Detesto los rankings y los top ten. Pero creo que nunca deben
faltar Shakespeare, Borges, Beckett, Shulz y Calvino, que son cinco.
10- ¿Cuáles son los autores/libros que te parecen más sobrevalorados y cuáles los menos valorados?
Murakami y Bolaño son dos autores inflados por
demás. A Bruno Shulz lo conocen muy pocos.
11- ¿Qué relación tenés con la inspiración?
La inspiración no existe. Lo que existe es el trabajo. Algunos días sale mejor, otros sale peor. Es más bien una excusa cuando uno no tiene nada para decir. Como decía Picasso, cuando llegue la inspiración es mejor que te encuentre trabajando. O King: mucha gente espera que le venga la inspiración, el resto de nosotros tomamos asiento y nos ponemos a trabajar.
12- ¿Cuándo una persona se convierte en un
buen lector?
Cuando sabe que las palabras que está leyendo
expresan lo que él mismo piensa o siente. Cuando es capaz de sentir con una
página la misma epifanía que sintió el autor al escribirla.
Bonus Track:
-Experiencias e impresiones de escribir estimulado por alguna sustancia o en un estado de conciencia alterado.
-Experiencias e impresiones de escribir estimulado por alguna sustancia o en un estado de conciencia alterado.
Fui un fumador empedernido durante cincuenta
años. Lo dejé. No suelo trasnochar. No bebo alcohol. No consumo ninguna clase
de droga y trato de limitar la ingesta de medicamentos a lo mínimo indispensable.
De joven tuve experiencias con el porro, el LSD y la Mescalina. Nunca me
sirvieron para escribir una sola línea mínimamente decente. Cierta vez que
había fumado un porro de lo más potente, me puse a escribir. Mientras lo hacía
estaba convencido de que era Shakespeare redivivo. Cuando volví a leerlo en
estado de sobriedad comprendí que era una mierda. Dejé el porro. Las drogas
arrastran el prestigio de cuando eran patrimonio de los poetas malditos y los
artistas desesperados, pero hoy la consumen los empleados bancarios y los
oficinistas. Mucha gente se cree muy rebelde porque consume drogas, pero las
drogas son lo más reaccionario que hay, en lugar de modificar la realidad uno
se esfuerza por modificar su percepción de la realidad. Lo real que podemos percibir
es lo suficientemente extraordinario como para ponerle condimentos. Lo que
sucede es que lo real que podemos percibir es muy fuerte y mucha gente necesita
anestesiarse. Las drogas, el alcohol, la televisión, el consumo, la comida, el
sexo, son anestésicos muy potentes. En cambio la escritura o el ejercicio de
cualquier arte siempre tiene algo de liberador y algo de redentor.
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