Pablo Yoiris



1-¿Dónde escribís?

Trabajo en un lugar que es más sensitivo que material, por lo tanto sujeto a cambios: escribo donde haya menos quilombo. Un ámbito que se regenera cada noche, mientras mi familia duerme.

2- ¿Trabajás en computadora o a mano?

Muchos cuentos, y mi primera novela, fueron escritos a mano. Ahora, salvo la corrección que sigo haciéndola sobre papel, utilizo sólo la computadora.

3- ¿Escribís todos los días? ¿Tenés un horario fijo?

Escribo de noche, y trato de hacerlo a diario para no estafar a mi inconsciente. A veces, por el cansancio del día, escribir consiste en abrir un archivo, leer los últimos párrafos y cerrarlo. Como una suerte de placebo.

4-¿Cuánto tiempo le dedicás?

Es variable, pero no puedo dedicarle más de tres horas por día.

5- ¿Algún ritual, costumbre o manía a la hora de sentarse a escribir?

Siempre, antes de ponerme a trabajar, juego un partido de solitario spider. Este juego produce un efecto de limpieza mental, y es a la vez un amuleto: si me va bien y gano encaro el texto con más confianza.

6- ¿Cuándo das por terminado un texto? ¿Qué recorrido emprende ese texto?

Luego de una suficiente cantidad de correcciones, y con alguna que otra lectura de gente cercana, dejo el cuento o la novela a un lado, tomo distancia, empiezo otras cosas. Busco desentusiasmarme para poder evaluarlo, después, desde otra perspectiva y ver si vale la pena aspirar a algo más, o si cabe considerarlo como un mero ejercicio. En general sucede lo segundo. 

7- ¿Qué relación tenés con tu biblioteca?

La considero un mal necesario. Una presencia fundamental, bella y útil, pero que puede llegar a volverse amenazante, estresante, monstruosa, si el orden (concepto básico que rige toda biblioteca) se vuelve caótico: no se le puede exigir a los niños que dejen un libro en el mismo lugar de donde lo sacaron.

8- ¿Qué libro te gustaría leer?

Me faltan tres libros para terminar En busca del tiempo perdido. Es una obra que leo con lentitud, alternándola con otras lecturas, con miedo a que un día se termine.

9- ¿Qué cinco libros no pueden faltar en tu biblioteca ideal?

El Quijote y la Conjura de los necios, La montaña mágica, Los hermanos Karamazov, El cortador de cañas.

10- ¿Cuáles son los autores/libros que te parecen más sobrevalorados y cuáles los menos valorados?

No me interesa dar nombres, pero transcribo una clasificación que Ernesto Sabato propone en “El escritor y sus fantasmas”, que viene a cuento y con la que coincido:



11- ¿Qué relación tenés con la inspiración?

Creo más en el oficio que en el don. De todas formas, supongo que existen momentos de inspiración, aunque me doy cuenta de su existencia cuando ya pasaron. Algo así como la tibia caricia de un fantasma.

12- ¿Cuándo una persona se convierte en un buen lector?

Cuando aprendemos a leer sin prejuicios. Y si escribimos, cuando aprendemos a leer como lectores, no como escritores.

Bonus Track:
-Experiencias e impresiones de escribir estimulado por alguna sustancia o en un estado de conciencia alterado.

A veces me gusta escribir bajo los efectos de una enzima, la Triptófano hidroxilasa. Esta enzima se vuelca al torrente sanguíneo cuando estamos enojados, iracundos, y puede suspender momentáneamente el ejercicio de la inteligencia. Trato de no abusar, pero me gusta lo que queda después de escribir en este trance. 











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