Gabriela Cabezón Cámara

1-¿Dónde escribís?

En el living de mi casa, frente a una biblioteca, al lado de la ventana, de espaldas al balcón.

 2- ¿Trabajás en computadora o a mano?

En computadora. Desde que tuve mi primera computadora, una Classic, hace muchos años, cuando esa maquinita era lo más nuevo que había por acá.

 3- ¿Escribís todos los días? ¿Tenés un horario fijo?

No. Intento escribir todos los días a la mañana y fracaso muy seguido: en ese sentido, mi capacidad de recuperación es admirable, ni yo misma entiendo cómo puede funcionar, como ante el día diez mil que no lo logré no digo "yastá, sevalamierda, me dedico a mi maravilloso trabajo diario y nada más". Pero pienso en pocas otras cosas y vuelvo y vuelvo y vuelvo y a veces sale y en marzo aparecerá "El romance de la Negra Rubia", una novelita nueva de mi autoría. 

 4-¿Cuánto tiempo le dedicás?

Raramente logro escribir una oración si le dedico menos de cuatro horas. Es lo que me toma concentrarme. Será como las etapas del sueño, que toman un tiempo.

 5- ¿Algún ritual, costumbre o manía a la hora de sentarse a escribir?

Nada, ninguno, salvo el de perder ese tiempo precioso por lo escaso en boludear en las redes. Patético eso. No tengo televisión, ¡y me vienen a poder estas redes!

 6- ¿Cuándo das por terminado un texto? ¿Qué recorrido emprende ese texto?

No podría decirlo con exactitud. Siempre tengo la impresión de que podría seguir, debería matar a todos los personajes para estar segura del final. Pero en algún momento decido bueno, listo, y se lo mando a Leonora Djament, mi editora de Eterna Cadencia. Antes, casi seguro que pedí la aprobación de alguna de mis amigas súper brillantes, como María Moreno por ejemplo. Y durante, es el caso de la novela que saldrá en marzo y creo que de la siguiente, seguramente me escucharon leer algunos de mis amigos maravillosos como Alejandra Zina, Julián López y Selva Almada.

 7- ¿Qué relación tenés con tu biblioteca?

Fue mi casa durante una década, un poco más: me fui de la casa de mis padres siendo bastante niña para andar por la vida sin casa, sin dinero, sin apoyo familiar: tenía mis libros, eran lo mío, lo propio, algo en lo que se me jugaba una parte de lo identitario, una especie de ancla. También por lo pesados. Durante esos años me mudé catorce veces (dependía de los trabajos que consiguiera, de la generosidad de los amigos que por otra parte también eran muy jóvenes y no les sobraba espacio). Lo que mudé siempre fue la biblioteca. Ahora tiene una dimensión un poco monstruosa para mi gusto y para la superficie de mi departamento. Podría reducirla mucho. De hecho, me tengo que poner a ordenar para dejar solo lo necesario, que es bastante poco. 

8- ¿Qué libro te gustaría leer?

Uf, muchos. Te digo el último que tengo en la lista: "Lumbre", de Hernán Ronsino. Empecé, me encantó, me vi obligada a interrumpir la lectura, en una semana afloja lo que me impidió seguir y ahí me zambullo.

 9- ¿Qué cinco libros no pueden faltar en tu biblioteca ideal?

Uy, voy a parecer muy conservadora, pero son estos: La Ilíada, la Odisea, la Biblia, las Mil y una noche y no sé, tal vez las obras completas de Borges que remite a tantos y los lee y los arma y los desarma.

 10- ¿Cuáles son los autores/libros que te parecen más sobrevalorados y cuáles los menos valorados?

No sé. Me pasa que hay autores como Paul Auster, Murakami y otros que son valorados por gente que respeto y por los suplementos literarios y a mí me parecen insignificantes. Menos valorados, qué sé yo, miles. En estos días estoy leyendo a Martínez Estrada, por ejemplo, ¿cómo no tenemos una placita con su nombre en Palermo?, ¿cómo no lo ponemos a él en el lugar que dejó vacío la restauración de Colón?

11- ¿Qué relación tenés con la inspiración?

Cuando me pasa, soy feliz. Es algo del orden de la concentración suprema: si te concentrás, aparece.

 12- ¿Cuándo una persona se convierte en un buen lector?

Cuando lee sin parar.

Bonus Track:
-Experiencias e impresiones de escribir estimulado por alguna sustancia o en un estado de conciencia alterado.

Ya no recuerdo casi nada de lo que hice bajo sustancias o con estados alterados. No lo recordaba al día siguiente, imaginate años después. Ahora no paso de algún exceso de vino y cuando bebo no escribo.

¿Nos mostrás tu biblioteca y tu lugar de trabajo?








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