1-¿Dónde
escribís?
Escribo en la cocina
de mi casa. En mi dormitorio hay un pequeño rincón con un escritorio y un panel
de corcho con las fotos de personajes que considero inspiradores. Pero también
hay una ventana por la que se cuela un aire frío en invierno, lo que hace que
me refugie en la cocina, la mayoría del tiempo, varios meses en el año.
2- ¿Trabajás en
computadora o a mano?
Generalmente en la
netbook. De todos modos, siempre llevo una libreta en el bolso en la que tomo
notas si no dispongo de mi netbook en ese momento. A veces he recurrido al
anotador del celular para notas cortas.
3- ¿Escribís todos los
días? ¿Tenés un horario fijo?
Casi diariamente
practico algún tipo de escritura, ya sea un tuit, un post de Facebook, un mail
específico. También cuando me dispongo a la fase final de un proceso de lectura
de cuento o novela. Para esa etapa redoblo el esfuerzo y le dedico aunque sea
una hora para no perder ese estado particular de “obsesión” en el que uno cae
para finalizar un trabajo de escritura.
El resto del tiempo,
escribo en los ratos que me quedan entre el trabajo y las ocupaciones diarias,
los fines de semana y algún hueco imprevisto que siempre es bienvenido.
No tengo un horario
fijo. Al principio escribía mejor por las noches pero luego fui adaptándome a
las posibilidades reales que se me presentaban.
4-¿Cuánto tiempo le
dedicás?
Es difícil calcular mi
tiempo de escritura. Creo que, excluyendo el tiempo laboral de mi profesión
(fonoaudiología), escribo casi todo el resto de tiempo: cuando manejo, cuando
cocino, cuando camino, cuando almuerzo o ceno, cuando leo. Pienso escenas,
perfilo personajes, imagino diálogos, capturo alguna idea que puede disparar la
próxima ficción.
Luego, el tiempo
“neto” de escritura, se traduce en aquellos momentos que quedan entre mis
ocupaciones, nunca menos de una hora y media. Si sé que no cuento con ese
mínimo, no puedo sentarme a escribir, prefiero esperar con la idea en la cabeza
hasta que tenga esa disponibilidad.
5- ¿Algún ritual,
costumbre o manía a la hora de sentarse a escribir?
Tengo que estar
vestida y calzada. No puedo escribir en pantuflas o piyama, por ejemplo, no me
concentro. No necesito aislamiento absoluto, me acostumbré a escribir en
ambientes ruidosos. He logrado una capacidad de abstracción, una especie de
adaptación a mis circunstancias personales.
Y mate, siempre.
6- ¿Cuándo das por
terminado un texto? ¿Qué recorrido emprende ese texto?
Luego de terminar de
escribirlo, le hago correcciones y lo dejo descansar, lo cajoneo. Depende qué
tipo de texto será la cantidad de tiempo de almacenamiento. Un cuento se
guardará una semana, aproximadamente. Una novela, poco menos de un mes. Cuando
logro tomar distancia, vuelvo a corregir. Consulto y pido opiniones a lectores
calificados e imparciales.
Archivo los cuentos y
en su momento dispongo de ellos para concursos, antologías o selecciono los que
pasarán a formar parte de futuros libros. Si es novela, salgo a la búsqueda de
editorial que se interese en ella.
7- ¿Qué relación tenés
con tu biblioteca?
Actualmente, mi
biblioteca ha iniciado una especie de demanda de ampliación. Tengo que disponer
de otro mueble o estantes porque se acumulan los libros y es un caos.
Hay muchos libros que
forman parte de mi biblioteca histórica, aquellos que no tengo en mis anaqueles
pero que fui leyendo a lo largo de mi vida, por ejemplo libros que están en la
casa de mi mamá en Rosario. Cuando era chica vivía en Gálvez (Santa Fe) y era
socia de la biblioteca municipal. Sacaba
libros casi semanalmente. También esos ejemplares componen mi biblioteca
histórica aunque no los tenga conmigo en mi casa. Es como un acervo
bibliográfico interno y personal.
8- ¿Qué libro te
gustaría leer?
Muchísimos. En
ocasiones, siento una especie de angustia o inquietud cuando pienso que hay miles
de libros que no leí todavía y mientras tanto, los autores están escribiendo
otros que seguramente querré leer. Es como si quisiera parar el tiempo,
terminar de leer mis pendientes y luego continuar con las publicaciones
actuales.
9- ¿Qué cinco libros
no pueden faltar en tu biblioteca ideal?
Alguno de: Borges,
Cortázar, John Berger, Blaisten, Silvina Ocampo. Esos serían los básicos, a
partir de alli, miles más, igual de imprescindibles.
10- ¿Cuáles son los
autores/libros que te parecen más sobrevalorados y cuáles los menos valorados?
Es difícil responder
esta pregunta. La valoración que puedo darle a un libro siempre será personal,
atravesada por mi subjetividad. Eso es
intransferible, por lo tanto, lo que a mí me parezca valorable, a otro podrá parecerle
una porquería y viceversa. No me considero una autoridad para calificar un
libro o un autor. Incluso esa valoración podría variar a través del tiempo.
11- ¿Qué relación
tenés con la inspiración?
Amor-odio, cada
extremo del espectro sentimental en directa proporción a la presencia-ausencia
de inspiración.
De todos modos, con
los años aprendí a saber esperar la próxima ráfaga de inspiración. Sé que puede
tardar más o menos pero, al fin, llega.
12- ¿Cuándo una
persona se convierte en un buen lector?
Cuando entra a una
librería y la mesa que menos le llama la atención es la de los best sellers.
Bonus Track:
-Experiencias e
impresiones de escribir estimulado por alguna sustancia o en un estado de
conciencia alterado.
Una única vez escribí
un pequeño texto en el celular, en estado de leve ebriedad. Al otro día lo leí
y me gustó. Lo dejé guardado en el archivo del teléfono, como si fuera un
recuerdo, una advertencia, una alegoría de lo que puede suceder cuando se
levantan las barreras.
¿Nos mostrás tu biblioteca y tu lugar de trabajo?
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