Juan José Burzi

1-¿Dónde escribís?

Por lo general escribo en lo que se ha dado a llamar “el cuartito”, que es una habitación donde tengo la biblioteca. A veces escribo en el living, sentado en el sillón, cerca de la estufa.

2- ¿Trabajás en computadora o a mano?

Siempre escribo a mano la primera versión, lo paso a la compu, lo imprimo, corrijo con lapiceras de colores sobre esa primera impresión, paso las correcciones al archivo, vuelvo a imprimir…

3- ¿Escribís todos los días? ¿Tenés un horario fijo?

Soy vaguísimo, incapaz, lento… escribo cuando me da el alma (que no existe, pero no importa, viene bien la expresión). Por lo general prefiero escribir de noche, pero ya no es excluyente eso, en una época sí lo fue. ¿Tiempos? Un cuento puede estar colgado meses, o hasta más de uno o dos años. Yo paso semanas, meses, sin escribir una palabra de ficción.

4-¿Cuánto tiempo le dedicás?

Si bien puede sonar contradictorio, siento que le dedico todos los días de mi vida. No hay un día en que no piense en cómo sigue tal o cual cuento, en qué bueno sería escribir tal o cual historia, proyectos, ideas, etc. Eso sí: nunca el resultado final, ya escrito, es tan bueno como lo que uno se imaginó.

5- ¿Algún ritual, costumbre o manía a la hora de sentarse a escribir?

Si se puede llamar “manía”, me gusta escribir con lapicera bic negra, de trazo grueso. Si tengo gomitas, o algo dulce a mano, mejor. También, cuando me siento a escribir necesito saber que cuento con por lo menos dos horas para hacerlo, a pesar de que quizá deje todo a los 15 minutos.

6- ¿Cuándo das por terminado un texto? ¿Qué recorrido emprende ese texto?

Luego de varias correcciones. Cuando me parece que no puedo sacar nada mejor de lo que ya hay. Cuando puedo llegar a imaginar que eso fue escrito por otra persona.

7- ¿Qué relación tenés con tu biblioteca?

Es como un mejor amigo: la puedo visitar todos los días, o pasar un tiempo sin darle mucha bola, pero ella siempre estará para mí. Hay libros fetiches, difíciles, libros de cuando era muy muy joven, repetidos, sin leer… los elementos físicos que más aprecio están ahí, en esos estantes, ordenados por nacionalidad, a veces mezclados, a veces en doble fila… no me imagino sin mi biblioteca. Escribo rodeado de mi biblioteca, falta una foto de una pared donde tengo a los autores Italianos y otro estante con los libros que estoy leyendo, o que consulto, o que no tengo ganas de ordenar…

8- ¿Qué libro te gustaría leer?
Terminar el pesadísimo tomo III de “En busca del tiempo perdido” y llegar al último. “Diario de un viejo loco”, de Junichiro Tanizaki, que me dijeron que será editado en 2014. Todas las “Vidas paralelas” de Plutarco. Lo que aún no leí, porque no puedo conseguir, de Pascal Quignard.

9- ¿Qué cinco libros no pueden faltar en tu biblioteca ideal?

“Cuentos” de Edgar Poe
Casi cualquiera de Faulkner, digamos “Absalón, Absalón!”
“El astillero” de Juan Carlos Onetti.
“Siete cuentos japoneses” de Junichiro Tanizaki.
“La ley de los espacios en blanco” de Giorgio Pressburger.

10- ¿Cuáles son los autores/libros que te parecen más sobrevalorados y cuáles los menos valorados?

Es difícil responder, voy a opinar acerca de la mirada que creo se da en Argentina.
SOBREVALORADOS: Osvaldo Lamborghini, César Aira, Amelie Nothomb, Clarice Lispector, mucho de lo que editan las “editoriales independientes” argentinas (especialmente con autores nacidos a partir de la década del 60), Chesterton, Copi…
MENOS VALORADO: no se me ocurre ninguno, sí se me ocurren “pocos leídos”, pero no es esa la idea de la pregunta.

11- ¿Qué relación tenés con la inspiración?

No sé bien qué es la inspiración. Si es el momento en que me doy cuenta de que algo va a ser un cuento, mi relación con la inspiración es muy breve, por lo general es esa idea, esa imagen inicial, y luego el cuento pasa a ser patrimonio del trabajo, el inconsciente, las obsesiones de siempre. Pero nunca “me tomó la inspiración” y nunca escribí un cuento de una sentada o esas idioteces medio romanticonas que, increíblemente, hoy en día a algunos les hace pensar que hacen un texto más válido que otro. 

12- ¿Cuándo una persona se convierte en un buen lector?

Probablemente cuando ya lo ha leído todo. Como eso es imposible, creo que un buen lector es aquel que leyó bastante; alguien que cuando le mencionan un autor que no conocía se siente impelido a ir a leerlo; alguien que puede ser feliz con la lectura de un libro, por el motivo que sea; alguien capaz de recluirse con un libro y olvidarse del mundo. Nótese que todo eso puede suceder con un libro de Borges o con uno de Daniele Steele. Y quizá la diferencia vaya más en gustos que en certezas.

Bonus Track:
-Experiencias e impresiones de escribir estimulado por alguna sustancia o en un estado de conciencia alterado.

Hablaré del alcohol: no creo en escribir bajo ningún otro estado que no sea el de la tiranía de la obsesión que, justamente, hace que uno se someta a esta actividad tan intrascendente y poco productiva como la literatura. Sin embargo, escribí un tanto estimulado por el alcohol (no borracho, en ese límite indefinido entre la “no borrachera” y la borrachera) un cuento que luego debí retocar un poco y que se editó en el libro “Un dios demasiado pequeño” (el título no lo voy a decir).  
Ahora mismo estoy escribiendo un cuento largo o nouvelle, voy por la página 30 y las primeras 17 páginas las escribí con litro y medio, dos litros de vino cada vez que me senté. Cuando luego, sobrio, leo eso, encuentro un tono que me interesa, pero muchas fallas en expresiones, en palabras, en ideas… corregí algo de eso, y el cuento sigue siendo escrito, ya sin alcohol, en otro tono. Una vez terminado y corregido, no sé si predominará esa fuerza y ese tono inicial, o me inclinaré por la voz más “sobria”… 

¿Nos mostrás tu biblioteca y tu lugar de trabajo?






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