1-¿Dónde escribís?
No tengo un lugar
específico. La mayoría de las veces lo hago en mi casa, pero también lo hago en
el trabajo. Sucede que laburo escribiendo, entonces, cuando me queda un tiempo
muerto, voy mechando lo que debo entregarle a mi jefe, con lo que debo
entregarme a mí.
2- ¿Trabajás en computadora o a mano?
En computadora, siempre.
3- ¿Escribís todos los días? ¿Tenés un
horario fijo?
Sí, de distinto modo,
pero sí. No sé si tipeo todos los días, pero sí voy laburando nuevas ideas en
la cabeza, o laburo textos que están en proceso. Eso es una constante. Intento
no perder el hilo, si un día estuve muy disperso o no hice nada, porque perdió
River, ponele; trato de dedicarle más tiempo al otro día. No tengo un horario
fijo, pero sí, uno preferido: la siesta y la madrugada. Lo que hago todos los
días, o por lo menos lo intento, es leer. Aunque sea media hora. Lo considero
clave, pero no sólo para mis textos, sino para mí, como persona. Siento que, a
veces, escribir nos embrutece. Hay que tener cuidado.
4-¿Cuánto tiempo le dedicás?
Hasta el que no tengo.
5- ¿Algún ritual, costumbre o manía a la hora
de sentarse a escribir?
No, no tengo un
ritual. Lo que sí suelo hacer es escuchar un disco, o una canción, que haga las
veces de banda de sonido de ese momento de mi vida. Por ejemplo, ahora me está
pasando con Dinastía Scorpio, de Él mató a un policía motorizado. Ese disco me
rompe la jeta, es fuerza y belleza. Entonces lo escucho al palo, y luego, en
silencio, me siento limpio, fresco, para escribir. Ojo, no garantiza resultado,
sólo hace que la voluntad saque pecho. Esa es la posta para mí, la voluntad y
el compromiso con la palabra.
6- ¿Cuándo das por terminado un texto? ¿Qué
recorrido emprende ese texto?
A la prosa la laburo
mucho, quizás con un dejo de obsesión a veces, siento que no me va a convencer
nunca, pero después se me pasa. Estoy escribiendo una novela hace dos años, y
además, relatos que se me aparecen en el umbral que hay entre la novela y la poesía.
Trato de encontrar una estructura, los cimientos, digamos, y luego sobre eso me
pongo a darle forma. A su vez, cuando siento que la forma medianamente se logró,
me cago a piñas con el contenido, y ahí es donde la semántica se viste de
Latigo Coggi. En el caso de la poesía, por lo general aparece un verso, de ahí
parte todo. Lo anoto en el celular y lo dejo crecer. Me siento, escribo el
poema entero y lo guardo. Lo reviso de punta a punta, me pongo a podarlo, como
dice mi amiga Jimena Arnolfi, le tanteo la emoción, intento mirarlo desde
afuera. Si me convence, lo subo al mi blog (telojuroportuhamster.blogspot.com).
Una vez que se encuentra ahí, comienza a participar para tener un lugar en el
libro. Y claro, es según lo que el libro requiere. Por ejemplo, ahora en
noviembre sale Retiro, mi segundo
poemario, son 36 poemas, que fueron seleccionados de un total de 70,
aproximadamente.
7- ¿Qué relación tenés con tu biblioteca?
Le perdono todo.
8- ¿Qué libro te gustaría leer?
La biografía de Ariel Arnaldo
Ortega, escrita por Roberto Arlt.
9- ¿Qué cinco libros no pueden faltar en
tu biblioteca ideal?
Heavy contestar eso;
pero veamos aquello que me partió la cabeza, y permítanme la tibieza de no
poder contestar sólo cinco: Poesía
Completa, de Humberto Costantini; Obras
Completas, de Julio Cortázar; Dormir
al sol, de Adolfo Bioy Casares; Horla
City, de Fabián Casas; Kryptonita,
de Leo Oyola; El violento oficio de
escribir, recopilación de la obra periodística de Rodolfo Walsh, que hizo
Daniel Link; y todos los poemarios del gran Rodolfo Edwards. Sí, ya sé, todos
argentos, es una cuestión de prioridad emocional. Aunque tampoco me puede
faltar Nine Stories, de Salinger; París
era una fiesta, de Hemingway; Una
temporada en el infierno, de Rimbaud; Incluso, La Ilíada, La Odisea, La Eneida, El Cantar de los Nibelungos o El Quijote, entre muchísimos otros
títulos. Qué sé yo, supongo que si en media hora me hacen otra vez esta
pregunta, la respuesta es completamente diferente. Y así siempre.
10- ¿Cuáles son los autores/libros que te
parecen más sobrevalorados y cuáles los menos valorados?
Ultimamente siento que
el cinismo nos puede matar a todos. En la política, en el arte, en todo lo que
se nos ocurra. Si seguimos rompiendo las pelotas, un reactor cínico va a
explotar y no van a sobrevivir ni las bichitos de luz. Me parece que el valor
de una obra es algo íntimo, estrictamente personal, que si bien es obvio que
hay parámetros convencionales que nos interpelan a todos, desde los que se
puede opinar sobre una obra en particular, no dejar de ser tu propio criterio
el que determine lo mucho o poco que te emocionaste. La pose nos invade,
estamos repletos de desesperados por contarle al mundo qué es lo que a ellos
les parece básico, de poco valor.Y a su vez, estamos contaminados de
hipócritas, que sólo hablan de ciertas obras que no tienen mucha repercusión,
no por el hecho de admirarlas profundamente, de manera genuina, sino por el
sólo hecho de pararse en un lugar que les da el cómodo prestigio de estar
fuera, de ir por la tangente, viendo lo que nadie ve. Eso los hace sentir un
poco más, vaya a saber de quién. Hablan desde
un Olimpo que se inventaron ellos. Es un fenómeno rarísimo, bastante desolador.
Seguramente hay mucha
obra emergente poco reconocida, o excluida,que es notable, no cabe ninguna duda
de eso. Ojalá algún día todos podamos leerla, posta, ojalá, sería algo hermoso,
pero ojota, que están aquellos que la recomiendan constantemente, y cuando más de
diez personas la conocen, son ellos mismos los que salen a decir que la obra
está sobrevalorada. La polémica es un gran método para conseguir un rato de
trascendencia, eso es histórico, pasó siempre, pero con el auge de las redes
sociales es más explícito. Considero que hay que leer todo lo que podamos,
quedarnos con lo que nos pasó cuando cerramos el libro, y ya. Hacernos parte de
lo que nos dejó, tomarlo o dejarlo, pero destruir por destruir, no sólo es mala
leche, sino que es triste. Resta, siempre. No le hace bien a nadie, ni siquiera
al que destruye.
11- ¿Qué relación tenés con la
inspiración?
Cuando estás bien, las
cosas salen mejor. La inspiración es un concepto bastante abstracto, me parece
que lo primero que hay que hacer es ganarle la pulseada a la voluntad, tener la
fuerza y la responsabilidad de sentar el culo, para leer y escribir. El resto
aparece solo, está en el aire.
12- ¿Cuándo una persona se convierte en un
buen lector?
Cuando no subestima
ningún texto.
Bonus Track:
-Experiencias e impresiones de escribir
estimulado por alguna sustancia o en un estado de conciencia alterado.
Un lunes a la noche
estaba en mi casa, con la luz apagada y la TV en mute. Intentaba escribir un
poema, y justo, en ese preciso momento, pasaban el resumen de la fecha de la B
Nacional. Cuando vi los goles del empate entre River y Brown de Puerto Madryn,
en el Monumental, me sentí fuera del tiempo, en un verdadero estado de
conciencia alterado. Y no, no pude seguir escribiendo, apagué la máquina y me
fui a dormir. Hace unos días volví a leer los pocos versos que escribí esa
noche, son espantosos.
¿Nos mostrás tu biblioteca y tu lugar de trabajo?
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