Leandro Gabilondo

1-¿Dónde escribís? 

No tengo un lugar específico. La mayoría de las veces lo hago en mi casa, pero también lo hago en el trabajo. Sucede que laburo escribiendo, entonces, cuando me queda un tiempo muerto, voy mechando lo que debo entregarle a mi jefe, con lo que debo entregarme a mí.

2- ¿Trabajás en computadora o a mano?

En computadora, siempre.

3- ¿Escribís todos los días? ¿Tenés un horario fijo?

Sí, de distinto modo, pero sí. No sé si tipeo todos los días, pero sí voy laburando nuevas ideas en la cabeza, o laburo textos que están en proceso. Eso es una constante. Intento no perder el hilo, si un día estuve muy disperso o no hice nada, porque perdió River, ponele; trato de dedicarle más tiempo al otro día. No tengo un horario fijo, pero sí, uno preferido: la siesta y la madrugada. Lo que hago todos los días, o por lo menos lo intento, es leer. Aunque sea media hora. Lo considero clave, pero no sólo para mis textos, sino para mí, como persona. Siento que, a veces, escribir nos embrutece. Hay que tener cuidado.

4-¿Cuánto tiempo le dedicás?

Hasta el que no tengo.

5- ¿Algún ritual, costumbre o manía a la hora de sentarse a escribir?

No, no tengo un ritual. Lo que sí suelo hacer es escuchar un disco, o una canción, que haga las veces de banda de sonido de ese momento de mi vida. Por ejemplo, ahora me está pasando con Dinastía Scorpio, de Él mató a un policía motorizado. Ese disco me rompe la jeta, es fuerza y belleza. Entonces lo escucho al palo, y luego, en silencio, me siento limpio, fresco, para escribir. Ojo, no garantiza resultado, sólo hace que la voluntad saque pecho. Esa es la posta para mí, la voluntad y el compromiso con la palabra.

6- ¿Cuándo das por terminado un texto? ¿Qué recorrido emprende ese texto?

A la prosa la laburo mucho, quizás con un dejo de obsesión a veces, siento que no me va a convencer nunca, pero después se me pasa. Estoy escribiendo una novela hace dos años, y además, relatos que se me aparecen en el umbral que hay entre la novela y la poesía. Trato de encontrar una estructura, los cimientos, digamos, y luego sobre eso me pongo a darle forma. A su vez, cuando siento que la forma medianamente se logró, me cago a piñas con el contenido, y ahí es donde la semántica se viste de Latigo Coggi. En el caso de la poesía, por lo general aparece un verso, de ahí parte todo. Lo anoto en el celular y lo dejo crecer. Me siento, escribo el poema entero y lo guardo. Lo reviso de punta a punta, me pongo a podarlo, como dice mi amiga Jimena Arnolfi, le tanteo la emoción, intento mirarlo desde afuera. Si me convence, lo subo al mi blog (telojuroportuhamster.blogspot.com). Una vez que se encuentra ahí, comienza a participar para tener un lugar en el libro. Y claro, es según lo que el libro requiere. Por ejemplo, ahora en noviembre sale Retiro, mi segundo poemario, son 36 poemas, que fueron seleccionados de un total de 70, aproximadamente. 

7- ¿Qué relación tenés con tu biblioteca?

Le perdono todo.

8- ¿Qué libro te gustaría leer?

La biografía de Ariel Arnaldo Ortega, escrita por Roberto Arlt.

9- ¿Qué cinco libros no pueden faltar en tu biblioteca ideal?

Heavy contestar eso; pero veamos aquello que me partió la cabeza, y permítanme la tibieza de no poder contestar sólo cinco: Poesía Completa, de Humberto Costantini; Obras Completas, de Julio Cortázar; Dormir al sol, de Adolfo Bioy Casares; Horla City, de Fabián Casas; Kryptonita, de Leo Oyola; El violento oficio de escribir, recopilación de la obra periodística de Rodolfo Walsh, que hizo Daniel Link; y todos los poemarios del gran Rodolfo Edwards. Sí, ya sé, todos argentos, es una cuestión de prioridad emocional. Aunque tampoco me puede faltar Nine Stories, de Salinger; París era una fiesta, de Hemingway; Una temporada en el infierno, de Rimbaud; Incluso, La Ilíada, La Odisea, La Eneida, El Cantar de los Nibelungos o El Quijote, entre muchísimos otros títulos. Qué sé yo, supongo que si en media hora me hacen otra vez esta pregunta, la respuesta es completamente diferente. Y así siempre.

10- ¿Cuáles son los autores/libros que te parecen más sobrevalorados y cuáles los menos valorados?

Ultimamente siento que el cinismo nos puede matar a todos. En la política, en el arte, en todo lo que se nos ocurra. Si seguimos rompiendo las pelotas, un reactor cínico va a explotar y no van a sobrevivir ni las bichitos de luz. Me parece que el valor de una obra es algo íntimo, estrictamente personal, que si bien es obvio que hay parámetros convencionales que nos interpelan a todos, desde los que se puede opinar sobre una obra en particular, no dejar de ser tu propio criterio el que determine lo mucho o poco que te emocionaste. La pose nos invade, estamos repletos de desesperados por contarle al mundo qué es lo que a ellos les parece básico, de poco valor.Y a su vez, estamos contaminados de hipócritas, que sólo hablan de ciertas obras que no tienen mucha repercusión, no por el hecho de admirarlas profundamente, de manera genuina, sino por el sólo hecho de pararse en un lugar que les da el cómodo prestigio de estar fuera, de ir por la tangente, viendo lo que nadie ve. Eso los hace sentir un poco más, vaya a saber de quién. Hablan desde un Olimpo que se inventaron ellos. Es un fenómeno rarísimo, bastante desolador. Seguramente hay mucha obra emergente poco reconocida, o excluida,que es notable, no cabe ninguna duda de eso. Ojalá algún día todos podamos leerla, posta, ojalá, sería algo hermoso, pero ojota, que están aquellos que la recomiendan constantemente, y cuando más de diez personas la conocen, son ellos mismos los que salen a decir que la obra está sobrevalorada. La polémica es un gran método para conseguir un rato de trascendencia, eso es histórico, pasó siempre, pero con el auge de las redes sociales es más explícito. Considero que hay que leer todo lo que podamos, quedarnos con lo que nos pasó cuando cerramos el libro, y ya. Hacernos parte de lo que nos dejó, tomarlo o dejarlo, pero destruir por destruir, no sólo es mala leche, sino que es triste. Resta, siempre. No le hace bien a nadie, ni siquiera al que destruye.

11- ¿Qué relación tenés con la inspiración?

Cuando estás bien, las cosas salen mejor. La inspiración es un concepto bastante abstracto, me parece que lo primero que hay que hacer es ganarle la pulseada a la voluntad, tener la fuerza y la responsabilidad de sentar el culo, para leer y escribir. El resto aparece solo, está en el aire.


12- ¿Cuándo una persona se convierte en un buen lector?

Cuando no subestima ningún texto.

Bonus Track:
 -Experiencias e impresiones de escribir estimulado por alguna sustancia o en un estado de conciencia alterado. 

Un lunes a la noche estaba en mi casa, con la luz apagada y la TV en mute. Intentaba escribir un poema, y justo, en ese preciso momento, pasaban el resumen de la fecha de la B Nacional. Cuando vi los goles del empate entre River y Brown de Puerto Madryn, en el Monumental, me sentí fuera del tiempo, en un verdadero estado de conciencia alterado. Y no, no pude seguir escribiendo, apagué la máquina y me fui a dormir. Hace unos días volví a leer los pocos versos que escribí esa noche, son espantosos.

¿Nos mostrás tu biblioteca y tu lugar de trabajo?

Me agarran en plena mudanza, tengo libros en cajas, en bolsas, desparramados por todos lados, aunque todavía, algunos quedan en los estantes. Muchas gracias por este rato, siempre es un placer compartir la literatura. Abrazo grande!





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