1-¿Dónde
escribís?
Escribo
en diversos lugares: en el auto, mientras el semáforo está en rojo. Escribo en
el baño, antes de ir a la cama; en el living, mientras cuido a mis hijos. A
veces escribo en el ómnibus, cuando voy al trabajo. Escribo en el silencio
húmedo y saturado de murmullos de los hoteles, en el anonimato de los
aeropuertos, en la calle, en la parada del bus. He escrito en piezas de
pensiones, en los estacionamientos, en los baldíos, en las aulas, en el cerro,
en el desierto de la ruta.
2-
¿Trabajás en computadora o a mano?
Hubo un
tiempo en que anotaba en un cuaderno: citas, fragmentos de libros, párrafos de novelas, frases cortas, pensamientos, notas
privadas. Tengo una pila de cuadernos con cientos de marcas dispersas. Los
cuadernos son una especie de diario íntimo a destiempo, dislocado, un mapa
desordenado de mis lecturas y experiencias. Cuando compré la computadora eso
cambió. La máquina me ha permitido ordenar el azar de las notas manuscritas.
Sin embargo, hace años que escribo en las últimas hojas blancas de los libros.
Podría decir que en esas páginas empieza la crítica o la reseña del libro. Y
muchas veces las lecturas múltiples y paralelas disparan el inicio de un cuento
o un poema.
3- ¿Escribís
todos los días? ¿Tenés un horario fijo?
Suelo
anotar ideas o borradores en cualquier momento.
A veces escribo párrafos o el inicio de un cuento al despertarme. A
veces, escribo por las noches, en el silencio perfecto y oscuro. Tengo una especie
de necesidad compulsiva por escribir. Pero paso por períodos en los que no
escribo nada. Sólo leo. Cuando la lectura no se convierte en escritura, sufro
como un condenado. El círculo perfecto es el ciclo de la lectura y la escritura
como una “máquina” de Moebius, como una cinta infinita. Cuando eso sucede, la
felicidad me visita.
4-¿Cuánto
tiempo le dedicás?
Escribo
en el tiempo que queda después de cuidar a mis hijos. Ni bien se duermen,
empiezo. Antes de que se despierten, escribo. Cuando uno de ellos se va al
colegio, escribo. Pero siempre tengo el sonido de un proyecto: el pensamiento
zumba en mi mente como un remolino fractal.
5-
¿Algún ritual, costumbre o manía a la hora de sentarse a escribir?
Siempre
tengo a mano un libro. Leo y escribo: el círculo de la felicidad. La lectura
dispara la escritura. A veces empiezo de cero, sin libro cerca. Y pongo música
y la melodía genera un clima auspicioso para la escritura.
No tengo
manías. O sí: alguien me dijo una vez que compro libros como un alcohólico se abastece
de vino. La pasión por la lectura es un vicio feliz.
6-
¿Cuándo das por terminado un texto? ¿Qué recorrido emprende ese texto?
Alfonso
Reyes dijo esa frase que luego citó Borges y que muchos creen que es de Borges:
publicamos un libro para dejar de corregirlo. El libro nunca está terminado.
Cuando tengo la segunda versión se lo paso a algunos lectores amigos y espero a
que ellos me den su opinión. Con las opiniones a mano reviso por tercera o
cuarta vez. Lo dejo descansar durante medio año o un año y vuelvo a revisarlo:
el círculo interminable de la reescritura.
7- ¿Qué
relación tenés con tu biblioteca?
Pienso
en las distintas formas del paraíso. Y asocio esta idea con imágenes múltiples:
la suntuosa evocación árabe del jardín, la imagen cristiana de un cielo
brillante habitado por ángeles, el mesías en el eterno futuro. Pero me quedo
con la postulación borgesiana: la biblioteca o lo que otros llaman el universo.
Es decir: el paraíso bajo la forma de una biblioteca.
8- ¿Qué
libro te gustaría leer?
Tengo en
la mesa de luz, en la mesa de noche, muchos libros que esperan. Quiero leerlos
a todos. Leo mucho de noche. Las estrellas titilan como suaves aves lejanas en
un océano oscuro y profundo. Cuando leo, me pierdo y me encuentro en la noche
insomne. Abro las páginas y el silencio hermoso me envuelve. Siento la noche
como nunca la he sentido. La noche, ráfaga transparente y negra, se mete en mi
cuerpo. La oscura felicidad de la lectura agranda mi vida. La lectura es una
oportunidad para el viaje inmóvil, para el divorcio alegre del día, para el
olvido de la rutina involuntaria. La lectura, debajo de la tímida luz de la
lámpara, agranda la existencia, la expande en ciclos insospechados, la lleva a
sitios invisibles y cercanos.
9- ¿Qué
cinco libros no pueden faltar en tu biblioteca ideal?
No hay
cinco libros. Hay una biblioteca. La historia de un escritor es la historia de
un lector. Hoy no sería el que soy si no hubiera leído esa biblioteca frondosa
y heterogénea que el tiempo y el azar armaron.
10-
¿Cuáles son los autores/libros que te parecen más sobrevalorados y cuáles los
menos valorados?
El
tiempo se encargará de decir qué libros no serán olvidados. Somos nada o un
poco más que eso. Y a veces la vanidad nos juega una mala pasada. Creemos que
lo que importa hoy será relevante mañana. Cada periodo tiene sus autores
subvalorados. Quizás esos libros encuentren alguna vez a sus lectores. Si eso
sucede, se producirá el hecho más importante de la literatura: el encuentro
entre un libro y su lector.
11- ¿Qué
relación tenés con la inspiración?
No
existe la inspiración. La escritura es un oficio. Y el oficio es un trabajo. El
filósofo Emil Cioran no deseaba la inmortalidad sino haber vivido en el pasado
romano. Yo anhelo que al menos una línea de mis cuentos, poemas y novelas no
sea olvidada del todo. Mi escritura es, de alguna forma, una lucha empecinada y
vana contra el olvido.
12-
¿Cuándo una persona se convierte en un buen lector?
La
lectura es un hecho individual y, a diferencia de los fenómenos masivos, no
requiere de la participación de muchos. La lectura, como la escritura creativa,
es un encuentro solitario y utópico con un libro. Y ese objeto maravilloso
puede darnos la compañía de muchos. En ese encuentro increíble, las voces y los
lugares de otros se convierten en la inusual amistad virtual.
El
lector es lo más importante. Los que escribimos somos, antes que nada,
lectores. El lector y el libro conforman el hecho fundamental de la literatura.
Sin libros y sin lectores no hay literatura, ni historia, ni divulgación
científica. Un escritor es otra forma de ser lector. “La crítica es la forma
moderna de la autobiografía”, dijo Oscar Wilde. Se podría escribir la biografía
de un escritor siguiendo sus lecturas. Un escritor es un lector atento, astuto,
inquieto.
¿Cómo
alguien se convierte en un buen lector? La curiosidad y el placer son las
claves de cualquier lector. La lectura obligatoria es un oxímoron, decía
Borges. Un buen lector es un lector que lee por placer y que arma, inopinadamente,
una biblioteca utópica y personal, guiado por el bello azar y las múltiples
formas del placer.
Bonus Track:
-Experiencias e impresiones de escribir estimulado por alguna sustancia o en un estado de conciencia alterado.
La lectura y el sexo son grandes estimulantes. Placer y lectura son lo mismo. Lectura y sexo conforman la suma del placer.
Philippe Claudel (centro), Gabriel Bellomo (derecha) y Fabián Soberón (izquierda). |
Stainless Steel Earrings - Titsanium Art
ResponderEliminarAll ecosport titanium stainless steel earrings available for sale. These are apple watch aluminum vs titanium the ones made of titanium ceramic in titanium rod a blue titanium cerakote beautiful, comfortable style. These titanium engagement rings for her earrings have a special