Diego Grillo Trubba

1-¿Dónde escribís? 

En casa, en el comedor, donde tengo el escritorio con la PC. Me resulta imposible hacerlo en otro lado. Muchas veces cuando me fui de viaje me propuse escribir, y nunca conseguí ir más allá del deseo.

2- ¿Trabajás en computadora o a mano?

En computadora. Por haberme acostumbrado al teclado, no consigo escribir a mano más que la lista del supermercado (y la verdad que ya ni eso, porque ahora la hago como “nota” en el smartphone). Últimamente me pasa que si escribo algo a mano enseguida noto que los músculos se cansan, como si ya estuviera demasiado desacostumbrado. Escribo, entonces, en computadora, con dos dedos pero muy rápido, golpeando las teclas con ferocidad.
A mano, a lo sumo, puedo tomar nota de algo, lo cual intento evitar porque creo en la máxima de Stephen King que recomienda no tomar notas para recordar algo, porque si ese algo vale la pena vamos a recordarlo y si lo olvidamos es porque no era para nosotros.

3- ¿Escribís todos los días? ¿Tenés un horario fijo?

Hay que diferenciar, creo, entre tipear y escribir. Uno escribe, por ejemplo una novela, incluso cuando no está frente a la computadora. Lo que intento decir es que uno escribe cuando piensa en lo que va a contar, proceso en el que el tipeo es solo una parte. Cuando se me ocurre una idea pueden pasar meses o incluso años hasta que me siente formalmente a tipearla, y una vez que comienzo este último eslabón de la cadena puede ocupar un espacio de tiempo de pocas semanas; sin embargo, cuando me preguntan cuánto tardé en escribir esa novela digo los meses o años transcurridos desde que se me ocurrió, la pensé hasta que madurara, la diseñé y, claro, la tipeé y luego corregí.
Más allá de esa diferenciación, entiendo que la pregunta apunta al escribir/tipeo. De hecho, en la pregunta 1 respondí refiriéndome a eso. En ese sentido,  escribo/tipeo todos los días, pero solo cuando me siento seguro para comenzar a trasladar lo que deseo contar al papel virtual. Si en algún momento siento que el resultado no es el que yo esperaba, suelo interrumpir el proceso, retomar la escritura/pensamiento por un período indeterminado, para luego retomar el escribir/tipeo con seguridad todos los días.
Más que horario fijo, tengo una banda horaria. Me pongo el despertador a las 6:30 o a las 7, desayuno, leo portales de noticias, me baño y luego encaro la escritura hasta que debo partir al trabajo, cerca del mediodía. Trabajo en periodismo, donde las presiones son demasiadas, por lo que regreso demasiado cansado a mi casa como para ponerme a escribir. Siempre fui de hacerlo a la noche, pero desde que comencé en el periodismo tuve que cambiar los hábitos porque, literalmente, me quedaba dormido delante de la computadora (y los resultados en los escrito eran francamente horrorosos).

4-¿Cuánto tiempo le dedicás?

Me parece que esto está respondido en la pregunta anterior.

5- ¿Algún ritual, costumbre o manía a la hora de sentarse a escribir?

Ninguno, más allá de que tengo que tener cerca un paquete de cigarrillos y debe imperar el silencio.

6- ¿Cuándo das por terminado un texto? ¿Qué recorrido emprende ese texto?

Lo doy por terminado cuando se publica. Hasta ese momento, son etapas. Termino de tipear un cuento o novela y sé que se trata de una versión. Dejo pasar un tiempo para que se genere una ajenidad en relación a lo escrito que me permita olvidar el esfuerzo puesto en él y así corregir/mutilar sin remordimientos. Luego dejo pasar un tiempo para hacerle una corrección a esa corrección, y así hasta que se publica. Mientras permanece inédito, el texto es plausible de ser mejorado en forma constante. Una vez que se publicó, solo resta insultarse a uno mismo por todos los errores que se le pasaron por alto.
Si por recorrido se refieren a los lectores previos del texto, tiendo a no mostrarlo a colegas. Soy de mostrarle lo que escribo a personas ajenas al ámbito literario que crea que por algún motivo en particular puede ayudarme lo que digan. Prefiero, en el proceso previo a la publicación, la opinión de un lector que no escribe que la de un colega, porque al fin y al cabo trato de escribir para aquellos que no escriben, mi lector “ideal” es ése.

7- ¿Qué relación tenés con tu biblioteca?

La amo. Tengo una interacción constante y feliz.

8- ¿Qué libro te gustaría leer?

Dada la fecha en que me formulás esta pregunta, en este momento estoy esperando con ansias leer el volumen 2 del “Batman Earth One” de Geoff Johns y Gary Frank y el volumen 4 de “Injustice-Gods Among Us” escrito por Tom Taylor.

9- ¿Qué cinco libros no pueden faltar en tu biblioteca ideal?

“Watchmen” de Alan Moore y Dave Gibbons.
“Sandman” de Neil Gaiman y distintos dibujantes.
“Batman: The Dark Knight Returns” de Frank Miller.
“Daredevil”, de Brian Michael Bendis y varios dibujantes.
“Fantastic Four”, de Jonathan Hickman y varios dibujantes.

10- ¿Cuáles son los autores/libros que te parecen más sobrevalorados y cuáles los menos valorados?

No creo que haya sobrevaloración ni subvaloración. Hay grupos y circuitos de lectores, que de acuerdo a sus relativas costumbres tribales van identificando obras como guía (en lo positivo y en lo negativo). Desde hace unos años me siento más feliz en el circuito de los lectores de historietas, que tienden a quejarse de que el género no está lo suficientemente valorado por lectores de prosa, lo cual no comparto (no porque no suceda sino porque no creo que haya que berrear por ello: cada uno lee lo que quiere y, sobre todo, lo que puede, y está bien).

11- ¿Qué relación tenés con la inspiración?

La tengo bastante domesticada. Es esclava del deseo, en mi caso. Cuando ando con ganas de escribir o de encarar un nuevo proyecto, ahí la inspiración se permite ocupar espacios y ayudar mucho. Cuando ando sin ganas, se repliega con mucha educación y no molesta en lo absoluto.

12- ¿Cuándo una persona se convierte en un buen lector?

Cuando comprende que es mortal, que no dispone de un tiempo eterno para la lectura y, por tanto, que deberá seleccionar qué lee pero, sobre todo, qué renuncia a leer.

Bonus Track:
 -Experiencias e impresiones de escribir estimulado por alguna sustancia o en un estado de conciencia alterado. 

No paso por ese tipo de experiencias desde hace más de 20 años.
Recuerdo que en mi adolescencia nos habíamos separado con una novia. Me emborraché y en ese estado le escribí una nouvelle de amor de unas 60 páginas. La nouvelle consiguió que nos reconciliáramos, pero era francamente pésima.







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